jueves, 9 de junio de 2011
¿QUÉ HARÍA UN GOBIERNO DEL PP CON LOS INDIGNADOS?
Félix Población
Hubo un momento ayer, cuando los ciudadanos indignados de la Puerta del Sol se desplazaron hasta el vecino Congreso de los Diputados, en que la policía encargada de la custodia del edificio -reforzada para la ocasión- se despojó de sus gorras y se puso los cascos reglamentarios ante posibles incidentes con los manifestantes, que protestaban por las nuevas medidas en el ámbito laboral que se aprobarán hoy en el Parlamento. Por fortuna no pasó de ser un gesto, pues al poco rato, y a la vista la actitud manifiestamente pacífica de los congregados, los agentes volvieron a las gorras.
Por anecdótico que pueda parecer esa actitud, me parece un síntoma claro de la fortaleza de base que tiene el movimiento que se ha ido gestando en las calles y plazas de nuestro país en las últimas semanas. De la capacidad de estructuración de sus promotores y organizadores dependerá el que toda la energía y todas las razones esgrimidas hasta ahora no se diluyan en un avatar episódico sin trascendencia en la vida pública.
Como es bien sabido, tanto desde la caverna mediática como desde el gobierno de la comunidad de Madrid, se vino apelando a la necesidad de acabar con la acampada de la Puerta del Sol mediante la correspondiente intervención de los agentes del orden. Por suerte, una actuación policial que remedara la que tuvo lugar en la Plaza de Catalunya a cargo de la policía de la Generalitat, no llegó ni llegará a producirse. El próximo domingo los acampados desalojarán Sol sin que eso comparte abandonar ese emplazamiento como punto de encuentro y protesta para futuras convocatorias.
Cabe preguntarse por eso, ante la actitud intolerante de la lideresa Aguirre, su cohorte mediática y algunos otros dirigentes del PP, cómo va a responder este partido en el previsible caso de que le corresponda el gobierno de la nación, aplique con toda probabilidad políticas sociales y laborales aún más regresivas y el movimiento ciudadano en cuestión -más sólido y mejor estructurado con toda seguridad- frecuente e intensifique sus concentraciones. ¿Será tal y como recomendó ahora doña Esperanza Aguirre al señor ministro del Interior y futuro candidato a la La Moncloa por parte del Partido Socialista?
El Movimiento 15-M no es una epidemia juvenil de tránsito efímero pues lo sustentan muy sólidas razones y un estado general de indignación y hartazgo entre buena parte de la ciudadanía. Si el PP en el gobierno hiciera lo que doña Espe y algunos dirigentes de su partido ahora ha aconsejado, prestaría alas a la indignación popular, tal como ocurrió en la Plaza de Cataluña, y no creo que eso le convenga a ningún gobierno. "Hoy nos vamos, mañana volveremos", fue uno de los gritos que se escuchó ayer ante el Congreso.
PS.- La Policía Nacional ha cargado contra Los Indignados que se congregaban ante el palacio de las Cortes Valencianas en solidaridad con la sentada de ayer ante el Congreso de los Diputados de Madrid. La clase política (imputada o no por corrupción) debe acostumbrarse a soportar la vergüenza que supone para ella ser repudiada públicamente por unos ciudadanos sin trabajo ni porvenir por culpa de la ineficacia de quienes dicen representarlos y no los representan. Si cargan contra ellos violentamente, sus voces no dejarán de crecer y el conflicto puede agravarse hasta límites impredecibles. ¿Por qué se actuó así en Valencia y no en Madrid?
+@A palos en Valencia
+@La paradoja del 15-M
+@Ni de izquierdas ni de derechas (Comic)
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