lunes, 14 de marzo de 2011

HORACIO GONZÁLEZ CONTESTA A VARGAS LLOSA POR "PIQUETEROS INTELECTUALES"


Lazarillo

No sé si el rotativo El País tendrá intención de acoger en sus páginas la réplica que hoy publica en el diario Página/12 el director de la Biblioteca Nacional de Argentina, Horacio González, a quien el escritor hispano-peruano se refería en su artículo Piqueteros intelectuales, publicado ayer en el periódico español: Un puñado de intelectuales argentinos kirchneristas, vinculados al grupo Carta Abierta -escribe Vargas al principio del texto-, encabezados por el director de la Biblioteca Nacional Horacio González, pidió a los organizadores de la Feria del Libro de Buenos Aires, que se abrirá el 20 de abril, que me retirara la invitación para hablar el día de su inauguración.

Recuerda asimismo Vargas Llosa en su artículo que la única vez que padeció lo que él llama un veto o censura en Argentina, "parecido al que pedían para mí los intelectuales kirchneristas, fue durante la dictadura del general Videla, cuyo ministro del Interior, el general Harguindey, expidió un decreto de abultados considerandos prohibiendo mi novela La tía Julia y el escribidor y demostrando que ésta era ofensiva al "ser argentino". Es una sorpresa para Vargas "que los intelectuales kirchneristas compartan con aquel general cierta noción de la cultura, de la política y del debate de ideas que se sustenta en un nacionalismo esencialista un tanto primitivo y de vuelo rasero".

Para tener una conocimiento a fondo del debate suscitado, conviene leer íntegramente ambos artículos, el de Vargas y el del ensayista Horacio González, pero no me resisto a transcribir el último párrafo del que firma hoy el director de la Biblioteca Nacional en el diario Página/12 y que espero aparezca publicado también en el periódico El País, pues así lo requiere el vivo carácter de la polémica desatada y el derecho de réplica que asiste al aludido bajo el calificativo de Piqueteros intelectuales:

"Créanos, Vargas Llosa, abra su escucha a quienes no sólo no lo censuramos ni lo injuriamos, escuche a quienes bien lo hemos leído y decidimos entablar una discusión con usted; no asemeje su labor literaria en lo que le queda de elegante, bien resuelta, sin duda ingeniosa, con los atributos del panfletista desflecado (adjetivo de David Viñas), que ve amenazas inexistentes, horrorosos nacionalismos, inquisidores atrabiliarios y otras yerbas del bestiario del ciudadano exquisito. ¿Nosotros atados a los postes restringidos de cualquier cierre cultural? No, amigo mío: somos hijos de José Martí, universalista latinoamericano, y de José Lezama Lima, poeta irredento. Nunca nadie quiso impedir sus conferencias; ahora le pedimos que las dé si es posible con los temas de este debate, que se informe adecuadamente sobre las ideas que trata de embestir, y una vez cumplido, que trate de exponer caballerescamente sus ideas, como en otros tiempos supo hacerlo. La ciudad que todos deseamos ver sin el mundo viscoso de las órdenes y oscuros poderes que usted caracterizó y criticó muy bien en sus primeros escritos, lo espera para un digno debate. No se hurte de él con esas fáciles prisas por el agravio inútil".

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