martes, 1 de febrero de 2011

LA PALABRA VENCE A LA REPRESIÓN EN TÚNEZ Y EGIPTO


Félix Población

Leo que un ex diplomático egipcio, Yahya Najm, asegura que el museo de El Cairo fue saqueado por la camarilla corrupta del gobierno de Mubarak, pues quienes lo custodiaban no eran oficiales de las Fuerzas Armadas, sino que pertenecían a los servicios de seguridad e inteligencia. Se podría pensar por ello que la intención del dictador fuera irse del país con el mayor botín, a imagen y semejanza del haitiano Baby Doc, que saqueó el Tesoro Nacional para colmar sus cuentas en los paraísos fiscales.

Extraña, sin embargo, la resistencia que Mubarak está presentando a tomar el avión y acogerse a la hospitalidad de los sátrapas del petróleo, como hiciera su colega Ben Alí desde Túnez. La decisión de la milicia egipcia de negarse a reprimir la que hoy se presume va a ser la mayor y más multitudinaria manifestación popular en El Cairo, deja a Mubarak mucho más cerca de echar el vuelo, pese a que haya prometido reformas constitucionales, diálogo con la oposición y nuevas elecciones.

Nada de cuanto pueda ofrecer, sin embargo, va a satisfacer a una ciudadanía que está demostrando con su arrojo cívico y su continuada presencia en la calle hasta qué punto llegaba su grado de hartazgo, pese a la anuencia de la que disfrutaba el dictador entre los gobiernos occidentales. Es en este sentido muy reconfortante para el género humano que las nuevas tecnologías de la comunicación hayan hecho posible estas movilizaciones, a partir de casos individuales o pequeños focos de resistencia, y que ante esas eclosiones los grandes del mundo se hayan callado primero y amedrentado después al advertir la fuerza de la presión popular. Las admoniciones de Obama al presidente egipcio así lo demuestran.

Se podría pensar que si el octogenario Mubarak aún permanece en Egipto, al frente de un gobierno que no puede creer en su permanencia por más que se empeñe, es porque todavía no da crédito a que todo un país se haya rebelado de la noche a la mañana tal como lo hizo. A pesar del precedente ocurrido en Túnez mediante las mismas herramientas de convocatoria, es como si Mubarak se estuviera frotando los ojos y no diera crédito a los pasajes revolucionarios que por una vía inédita se acaban de dar a la orilla Mediterráneo.

Con todo, lo más llamativo de estos hechos históricos es que, después de ser convocado el pueblo a través de la palabra y sólo la palabra, el ejército haya respetado la palabra del pueblo negándose a reprimirla en la calle. Puede que a los militares también les haya sorprendido el método y la repentina fuerza de esa convocatoria popular, cercenada por Mubarak cuando ya está a punto de cosechar su fruto.

+@Los dictadores no dictan, obedecen órdenes.


+@¿Quién está saqueando Egipto?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo triste es que tamaño sátrapa se irá de rositas con el producto de su latrocinio, lo correcto sería que le obligasen a devolver todo lo robado o en caso contrario ingresar en la trena... pero va aser que no.

Anónimo dijo...

Así están hecha muchas de la fortuna del mundo... Y dicen que existe la justicia universal.

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