lunes, 24 de enero de 2011

MUERTE EN GRANADA: LOS ÚLTIMOS DÍAS DE LORCA


Félix Población

Quienes tuvimos oportunidad de apreciar su interés por la obra de García Lorca, sabemos que el periodista Eduardo Molina Fajardo (1914-1979), director del diario Patria, no sólo se arriesgó a publicar poemas del autor de Yerma cuando eso comportaba ciertos riesgos, sino que su obra Los últimos días de García Lorca supuso en 1983 una de las primeras y más pormenorizadas investigaciones sobre el asesinato del poeta.

Fue en ese libro donde se descartó de modo rotundo que Federico hubiese sido enterrado en donde ahora se encuentra el Parque García Lorca de Alfacar, algo que quedó demostrado tras la infructuosa búsqueda verificada en ese lugar hace un año. Por eso, y por la vigencia que siguen teniendo las aportaciones documentales de Molina Fajardo, la familia del periodista ha creído oportuno reeditar esa obra ahora con el apoyo de la Diputación Provincial de Granada.

Entre el material más valioso que compone el índice del libro se encuentran las entrevistas que Molina Fajardo realizó a testigos presenciales de los hechos, tales como el capitán Nestares Cuéllar, jefe de la Falange de Víznar, que fija el asesinato en la madrugada del 17 de agosto de 1936 y sitúa el lugar en el campo de instrucción de las tropas, antes de llegar a la Fuente Grande, a la derecha de la carretera, según se va a Alfacar.

También encontramos en el libro el registro completo de los republicanos fusilados y enterrados en fosas comunes en el cementerio municipal de Granada: un total de 2069, de los cuales casi 2000 fueron ejecutados en la capital, entre 1936 y 1938, y más de un centenar en Víznar, entre septiembre y noviembre de 1936. Esa lista fue reclamada en su día por el juez Baltasar Garzón al alcalde de la ciudad, José Torres Hurtado, a efectos de elaborar un censo de desaparecidos. Según una información de Granada Hoy, las páginas del registro original del cementerio fueron arrancadas en los años setenta, tal y como comprobó el propio periodista después de haberlas transcrito.

Sobre la obra de Molina Fajardo pesaba como mayor reproche, habiendo sido el periodista falangista declarado, que su pretensión hubiese sido exculpar a Falange del asesinato del poeta, algo que parece hoy totalmente demostrado. Es lo que se dice en el último libro sobre la materia de Gabriel Pozo (Lorca, el último paseo), según versión de la actriz Emma Penella, hija de Ramón Ruiz Alonso, a quien se responsabiliza de la detención y el fusilamiento de Lorca: El mayor de los Rosales le dijo a mi padre en un desfile de falangistas que Lorca estaba en su casa. Le comentó que “no estaba de acuerdo en que estuviera invitado y que él procuraba no ir mucho porque quería que se fuera”. Tras esta charla, Ruiz Alonso informó a los jefes de la CEDA y “decidieron darle un escarmiento al niño mimado de Fernando de los Ríos”.

1 comentario:

Anónimo dijo...

LORCA VIVE
POR ESO SU ASESINATO CRECE EN INDIGNIDAD A MEDIDA QUE SUS OBRAS
SIGUEN DANDO VIDA AL AUTOR.

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