lunes, 20 de diciembre de 2010

EN EL VALLE DE LOS CAÍDOS NUNCA SE EXALTÓ A FRANCO




Félix Población

La reapertura ayer al público de la basílica del Valle de los Caídos, gracias a los cien mil euros que costaron los trabajos de restauración que este Gobierno en crisis ha concedido a tal fin a costa de nuestros impuestos y nuestras pensiones, atrajo hasta el lugar a cientos de feligreses, que rezaron preces ante las tumbas del dictador Franco y José Antonio Primo de Rivera.

Hubo misa a las once de la mañana y gran paella gratuita en la hospedería, ofrecida por los monjes para saciar el apetito que el aire frío del paraje y la estimulante prestancia histórica del recinto debieron de despertar entre quienes hasta allí se acercaron. El riesgo de derrumbe de la estatuaria que decora la basílica fue subsanado por nuestro diligente Gobierno con un túnel de acero, valorado en la citada cantidad, en preservación de que los cascotes de las imágenes no cayeran sobre los concurrentes al acceder al templo.

El júbilo era perceptible tanto entre los fieles como entre los monjes benedictinos, que glosaron así la trascendente efeméride: "Durante un tiempo considerable, se nos ha impedido reunirnos aquí, por eso hoy es un día hermoso. Dada la singularidad de este acto, expondremos el santísimo sacramento hasta las cuatro y media de la tarde en el altar mayor”.

Me parece oportuno aprovechar la reapertura de la basílica del Valle de Franco al culto religioso, sobre la sepultura de quien desencadenó una crudelísima guerra civil en España e implantó una larga y dura dictadura condenada por la Unión Europea, para recordar el documental de Martin Jönsson y Pontus Hjorthén, co-producido en 2008 por varios canales de televisión de Alemania, Suecia y Noruega, y que termina precisamente en el Valle de los Caídos con una entrevista sin cámaras visibles al abad de la basílica, Anselmo Álvarez.

Dicho documental, titulado Mari Carmen España: el final del silencio, ha obtenido diversos premios y nominaciones en distintos festivales internacionales, y arranca del recuerdo de Martin Jonsson cuando de niño escuchó en Suecia a Olof Palme calificar a Franco y sus generales como asesinos del Diablo, sobre los que predijo un veredicto histórico terriblemente duro en el porvenir. Martin Jönsson y su amigo Pontus viajan por España a raíz de conocer en Cazalla a Mari Carmen España, que en 2005 pretendió recuperar los restos de su abuelo fusilado. En contraste con esa búsqueda de desaparecidos por las cunetas y fosas del país, los periodistas suecos se encuentran con el Valle de los Caídos, tumba del dictador, como lugar de culto católico.

Gracias a su aparente ingenuidad y discreción, Martin y Pontus logran entrevistar al abad de la basílica sin que éste parezca apercibirse de la cámara que filma la charla, emitida en su día por la STV sueca y otras televisiones. En ella afirma categóricamente el abad Anselmo que en el Valle de los Caídos nunca se exaltó la figura de Francisco Franco, caudillo de España por la gracia de Dios durante casi cuarenta años.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo ocurrido en este último año en el Valle de los Caídos, nunca debiera de haber ocurrido, pues en contra de lo propuesto por quienes quieren desaparecerlo, su halo espiritual ha crecido, ha resucitado, y quienes se propusieron enterrarlo son ellos los que espiritualmente se han enterrado. Y todo por que en humano tenemos personajes que se las dan de inteligentes, y nunca aprenden la lección que da la historia, tanto en materialista como en espiritual. A los vivos se nos engaña, al mundo espiritual no.
So. Andrés Castellano Martí. Gracias.

Folía dijo...

No entiendo nada de el comentario anterior ¿podrías explicarte mejor, Anónimo? Gracias.

Lazarillo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
FP dijo...

Me pasa lo que a Folía.

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