martes, 21 de diciembre de 2010

EL DIARIO EL PAÍS Y LA DIVA DE SAN BLAS


Félix Población

Hace ya mucho que dejé de interesarme por el seguimiento informativo a través del diario El País, periódico que formó parte de mi vida durante los cada vez más distantes y borrosos años de la Transición, cuando la cabecera de ese rotativo era indispensable bajo el brazo de las más jóvenes y no tan jóvenes generaciones. Siempre recordaré el efecto positivo que tuve como lector y aprendiz del oficio al comprobar la densidad textual de los primeros números allá por 1976.

Últimamente hemos venido sabiendo que las cuentas en el diario de PRISA no van bien, como ocurre con otras publicaciones, y que la última remodelación de su diseño no se vio acompañada del acogimiento que sería deseable. El País pierde ventas en los kioscos y no parece que el clima en la Redacción del periódico sea el más idóneo para un relanzamiento, habida cuenta los recortes que se barajan en los emolumentos de los profesionales.

Lo que nunca llegué a imaginarme, máxime con esa nostálgica versión histórica que guardo del diario durante su primer lustro, es que a raíz de la fusión de Tele5 y Cuatro el hálito populachero y rosa de la primera de esas televisiones infectara hasta tal punto la ejecutoria del rotativo que tuvo y mantuvo durante tantos años la seriedad como distintivo de su trayectoria.

El País Semanal, el suplemento dominical en color de ese periódico, prestó portada anteayer a Belén Esteban, la Diva de San Blas, figura mediática clave del cotilleo de devaneos y fatuas vanidades propio de esa caterva de famosillos que se retroalimentan de sus públicas e íntimas relaciones. La publicación completaba la portada con la correspondiente interviú a la protagonista en páginas interiores. Habrá quien piense que ese tratamiento es el que merece la Esteban como fenómeno sociológico, cuando es una fútil y simple prefabricación mediática.

El escritor y académico Muñoz Molina, tan afín al periódico como firmante asiduo en el mismo, no podía dejar de lamentar ayer en su blog que su País haya caído en tan frívola tentación: Llevo escribiendo en él veinte años (de todo empieza a hacer ya mucho tiempo). Nunca, nunca, habría imaginado que en la portada de El País Semanal pudiera aparecer una foto de Belén Esteban. ¿De verdad ya da todo lo mismo?

Como hace bastante tiempo también que ese suplemento dominical ha dejado de interesarme, sobre todo por tratar de armonizar inútilmente la superficialidad de muchas de sus páginas con reportajes en algunos casos estremecedores que merecerían un formato menos insubstancial y mercantilista, no me ha sorprendido en exceso que El País Semanal haya desembocado en Belén Esteban. Sí me ha ratificado en la idea de que el periódico ha extraviado definitivamente su primera memoria. Y eso se paga.

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