miércoles, 15 de septiembre de 2010

LA TRADICIONAL SALVAJADA DEL TORO DE LA VEGA


Lazarillo

Aunque no es verdad, porque parece que la Cruz Roja atendió a algunos heridos, la alcaldesa de Tordesillas, Valladolid, parecía muy satisfecha porque un año más se consumase la salvajada del Toro de la Vega, que ella y una parte de los lugareños llama tradición, sin incidencias entre mozos y caballistas encargados de alancear a la bestia acosada, perseguida y torturada hasta la muerte.

Escuché el otro día por la radio a un vecino de aquella vistosa ciudad, cuyo histórico recinto se alza sobre el Duero de los romances, que él, como una parte de la población, abomina de un festejo que tiene por fundamento dar libertad a un toro para conducirle a un suplicio que acaba con su aliento después de haber sido repetidamente alanceado y apuntillado.

El tal lugareño, sin embargo, debe cuidarse muy mucho de manifestar su opinión entre sus convecinos, pues eso podría ocasionarle -según sus palabras- la quema de su coche o cualquiera otra gamberrada que los defensores de la tradición juzgasen oportuna para que las voces críticas no se hagan oír y el porvenir de la fiesta no corra riesgos.

En la edición de este año, las cámaras de televisión no recogieron las manifestaciones en contra que suelen hacer las asociaciones en defensa de los animales. Uno de los canales reconoció que las imágenes que captan el sufrimiento del toro minutos antes de su muerte, fueron filmadas en secreto para preservar la integridad física del autor.

Tengo entendido que hasta hace unos años se incluía como trofeo los testículos del astado, quizá por aquello de que así se subrayaba la hombría del caballista matador, que ayer se mostraba muy orgullos0 de haberse jugado la vida en el empeño. Lo del trofeo testicular puuede que respresentase la rúbrica macha de un espectáculo carnicero que todos los años no pasa de ser polémico, cuando debería constituir hace tiempo una página más de la España negra que muchos ciudadanos de este país pretenden alojar para siempre en el pasado.

Dice la ministra Espinosa, que lo es de Medio Ambiente, Rural y Marino, que va a crear un grupo de alto nivel en el Senado para abordar los festejos populares que consisten en el maltrato de animales. Hace un año, su partido y el Partido Popular rechazaron penalizar este tipo de aberraciones que nos sitúan por lo menos en los mismos orígenes que les dieron curso.

Si se ha acabado con otras salvajadas de parecido signo que se celebraban en este país, ¿por qué los toros -embolados, ensogados, alanceados o lidiados entre banderillazos, picas y espadas- han de perdurar como víctimas en espectáculos donde se festeja su tortura y muerte?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Cuánto tiempo será necesario para que dejemos de sentir vergüenza de nuestra nacionalidad por culpa de esa bestiales tradiciones?

MELANIA dijo...

ABERRACIÓN TRAS ABERRACIÓN, TODOS ESPERAMOS QUE LA ESCASEZ DE PÚBLICOS EN LOS COSOS DE ESPAÑA DEJE A LOS TOROS LIBRES DE ESA HISTÓRICA TORTURA EN LA QUE COLABORARON EL ARTE, LA LITERATURA Y EL FOLKLORE.

Publicar un comentario