lunes, 13 de septiembre de 2010
"LA PLAZA DE LA MÚSICA" SUENA A PULMONES QUEMADOS
Félix Población
En la edición de este año del Festival de Cine de San Sebastián se presentará un documental que conmoverá sin duda a muchos espectadores. Se titula La Plaza de la Música y es un homenaje a las víctimas de la fábrica de amianto que en la plaza del mismo nombre, sita en Rentería, fallecieron como consecuencia de los efectos del llamado mineral asesino, empleado como material aislante en España hasta los años ochenta, casi dos décadas después de que fuera prohibido en Estados Unidos. La empresa Producciones y Aislamientos (PAISA) cerró su industria en la citada localidad vasca en 1975. En 2009 fallecieron dieciocho personas en Euskadi por culpa del amianto y son ya diez las que perdieron la vida a lo largo de este año.
El director del documental, Juan Miguel Gutiérrez, nunca supuso que el guión que venía preparando con las detalladas referencias de los fallecidos y el testimonio de los ex trabajadores de la empresa asegurando que calentaban sus fiambreras encima de unos calentadores de amianto, iba a contar con el caso añadido de su propia madre, Araceli Márquez, que tuvo su vivienda en la misma Plaza de la Música hasta 1960.
Una vecina de Araceli cuenta en el film que la fábrica escupía por medio de unos extractores el polvo y el humo del amianto hacia el exterior, en la misma calle donde vivía la familia Gutiérrez Márquez, a escasos seis o siete metros, donde estaba además el muelle de descarga del mineral. Hace poco más de seis meses -treinta años después del fallecimiento de su madre-, Juan Miguel Gutiérrez y su hermano tuvieron oportunidad de consultar la ficha de defunción de Araceli en el Hospital Oncológico de San Sebastián. Murió de la misma patología que el resto de víctimas del mineral asesino: un mesoletioma pleural.
Contaba ayer el director en el diario El País que en esa casa de la Plaza de la Música, nombre nada idóneo para un lugar marcado por la muerte, su madre le enseñó a amar el cine contándole al detalle las películas que veía los domingos. Estoy convenido por eso de que su documental va a ser lo que Juan Miguel Gutiérrez ha pretendido: La película es un viaje desde el interior de mi corazón, que recibe un impacto. Voy ampliando los círculos. El primero, mi hermano Javi; luego, la vecina del barrio, luego los trabajadores de la fábrica de Renteria; luego el problema del amianto a nivel del Estado español; y se termina la excursión en las playas de la India, donde desguazan el paquebote France, que es el símbolo de lujo más desenfrenado. Es el símbolo de la muerte que se lleva a desguazar al tercer mundo, sin importarles el peligro que corran allí.
Su ama le contaba el cine a Juan Miguel y ahora su hijo ha hecho de la muerte de su madre y sus vecinos un documental cinematográfico de valor universal para las víctimas del amianto en todo el planeta. Se puede copiar, piratear y pedir y distribuir gratis, afirma Gutiérrez Márquez. No podía ser de otra forma cuando se ha puesto el corazón en el empeño por denunciar el sufrimiento y la ignominia de quienes murieron con los pulmones quemados por ganarse el pan de cada día.
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