jueves, 20 de mayo de 2010

EL TEMOR DE ISRAEL A LA PALABRA DE CHOMSKY


Félix Población

Es bien sabido que Israel es una potencia militar indiscutible en el mundo, algo que para desgracia de sus vecinos suele demostrar de vez en cuando, apelando a las mismas razones de seguridad que han hecho de los territorios palestinos un gueto ante la actitud contemplativa de la Unión Europea y Estados Unidos. Pues bien, el país más poderoso de Oriente Medio acaba de demostrar por enésima vez ante la Humanidad que a determinados Estados como el suyo les importuna la palabra crítica de ciertos intelectuales, incluso cuando son judíos y octogenarios.

En los años cincuenta, Noam Chomsky, profesor del Instituto Tecnológico de Massachussets, prestigioso lingüista y una de las personalidades intelectuales más respetadas por la izquierda internacional, trabajó como voluntario en un kibutz e incluso estuvo a punto de fijar su residente en el naciente Estado de Israel. Hace unos días, invitado por la Universidad de Bir Zeit, pretendió dar una conferencia en Cisjordania sobre la política exterior de Estados Unidos, pero se encontró con un funcionario del Ministerio del Interior israelí que le denegó la entrada en aquel territorio.

Contaba Eugenio García Gascón, en su crónica desde Israel publicada ayer en el diario Público, que Chomsky hubo de someterse a un interrogatorio de más de tres horas, en las cuales su interrogador dio muestras de haber leído los libros del lingüista, haciéndole ver lo que éste sabía de sobra: que sus ideas no agradaban al Gobierno israelí. Chomsky calificó la conversación de bastante surrealista, pues tal parece que la pretensión del joven funcionario -posiblemente un estudiante universitario- fuese argumentar la prohibición de franquearle el paso o reconvertirlo quizá para la causa sionista.

Lo cierto es que Noam Chomsky no pudo acceder a la mencionada universidad y que hubo de dar su charla por videoconferencia desde Ammán, gracias a la aportación que las nuevas tecnologías prestan a la libertad de expresión por encima de fronteras y pasaportes. Alternativa tan fácil en los tiempos que corren ha dejado mucho más en evidencia y fuera de toda utilidad represora la actitud del Gobierno israelí, que aunque alegue como excusa un malentendido -según un portavoz del Minsiterio del Interior-, de nada va a servirle ante el temor expreso que ese incidente denota hacia la palabra y las ideas del anciano profesor.

Como recuerda muy atinadamente el excelente corresponsal español, el comportamiento de Israel con Chomsky, boicoteando su conferencia, contrasta con la actitud del lingüista, que siempre ha defendido la participación de las universidades israelíes en los foros progresistas, donde desde hace años se debate la posibilidad de actuar como acaba de hacerlo el Estado judío con el profesor.

Es muy dudoso que negando la palabra a quienes propugnan la existencia y concordia de dos Estados en aquella geografía, el israelí y el palestino -como hace Chomsky-, puedan darse unas conversaciones de paz fructíferas que conduzcan a ello. Por mucho que sea su potencial militar, la seguridad de Israel depende sobre todo de la libertad de los palestinos.

1 comentario:

LEDES dijo...

Fue Goering, que tanto bien hizo a los judíos, el que dijo que cada vez que escuchaba la palabra cultura echaba mano a su pistola.

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