jueves, 18 de marzo de 2010

EL REY SORDO


Lazarillo

Los más próximos lo sabían y no pocos políticos, también. Ahora lo ha reconocido la Casa Real, que había mantenido en secreto la afección durante bastantes años, pues desde hace bastante tiempo -según expresión oficial de La Zarzuela- Juan Carlos I usa dos audífonos, dos, uno en cada oreja, por lo que cabe pensar que su grado de sordera es notable, acaso como consecuencia de su desbocada afición a la montería. La sordera es muy propia de los cazadores cuando empiezan a pesarles los años y llevan ya muchas detonaciones a la vera de los tímpanos.

Al parecer, los audífonos del rey saltaron a la actualidad porque un avezado correveidile de los que nutren la prensa rosa descubrió al monarca en un renombrado centro especializado en la materia, y como el rumor acerca de la afección del Jefe del Estado debía de tener ya la suficiente consistencia, la Casa Real optó por sincerarse, antes acaso de que pudieran magnificarlo los gacetilleros. Al fin y al cabo no es ningún desdoro que una persona de 72 años, con edad por lo tanto para ser pensionista, tenga problemas auditivos, e incluso graves problemas auditivos. Eso sí, si don Juan Carlos fuera conductor de autobús ya estaría jubilado, o al menos le habría pasado el volante a su hijo, nacido para llevarlo.

Se ha llegado a insinuar en algunos mentideros que los repetidos tropezones del rey en actos oficiales, como el último de hace unos días en la inauguración del aeropuerto de Málaga, podrían deberse a una pérdida de equilibrio como efecto de su afección auditiva. De ser así, tendrían mucho más riesgo sus aficiones cinegéticas, que debería ser incluso incompatibles con una persona sorda hasta tal punto.

La noticia de la sordera real ha coincidido con las críticas que el Jefe del Estado se ha merecido por preferir un viaje al lejano circuito de Bahrein, para presenciar la victoria de Fernando Alonso, que un corto traslado por carretera hasta la antigua capital del Reino, Valladolid, donde se despedía al académico y escritor Miguel Delibes, fallecido el pasado viernes. El rey compartió esa ausencia con la del Presidente del Gobierno, que prefirió asistir a un acto de su partido en Sevilla sin darse una vuelta por los escenarios del temporal que afectó a los andaluces.

Es lamentable que Zapatero se haya hecho el sordo, de visita en Andalucía sin acordarse de los damnificados de aquella Comunidad, y no haya estado presente en Valladolid, donde como castellano y Presidente del Gobierno le debía haber convocado el respeto y admiración por la cultura y por uno de los mejores escritores del siglo XX. Es deplorable que el Jefe del Estado, por muy sordo que esté, haya preferido presenciar una carrera de coches en el lejano reino de Bahrein a dar su último adiós a Miguel Delibes.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Por muy sordo que esté y por muy malito, ten por seguro que va a mantenerse en el trono todo lo que pueda, porque lo que se teme es la abdicación para que la disyuntiva monarquía o república no se plentee con ese motivo. Juan Carlos estará de rey hasta que la muerte lo separe.

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