miércoles, 20 de enero de 2010

EVO MORALES VUELVE A TIAHUANACO


Félix Población

El pasado mes de diciembre Evo Morales obtuvo una aplastante victoria, con más del 60 por ciento de los votos, en las elecciones celebradas en su país. Después de cuatro años al frente del gobierno boliviano, Morales logró incrementar en más de diez puntos los votos obtenidos en 2005. Es como para sentirse satisfecho, sobre todo si se tiene en cuenta que a lo largo de su primer mandato no lo tuvo nada fácil.

El próximo día 21, un día antes del evento institucional que tendrá lugar en la Asamblea Legislativa Plurinacional para que el presidente electo sea investido oficialmente, Evo Morales volverá a la ciudadela prehispánica de Tiahuanaco. Repetirá con ello la visita que hizo en 2006 -también antes de su toma de posesión oficial-, consistente en una ceremonia étnica en la que los sacerdotes indígenas investirán a Morales como presidente de los pueblos originarios de Bolivia

Allí, entre aquellas evocadoras ruinas precolombinas, concurrirán múltiples comunidades indígenas de toda América Latina y de varios continentes, que como acabamos de saber por las estadísticas son las más pobres del planeta. Todas ellas, ya sean de Canadá, Estados Unidos, Europa o cualquier país de América Latina, consideran a Evo Morales como un líder de las culturas aborígenes, según el canciller boliviano David Choquehuanca.

La ceremonia que se celebrará en Tiahuanaco mañana jueves será asimismo un acto de agradecimiento a la Madre Tierra (Pachamama en la lengua aymara) -en consonancia con los principios que animan esa vieja cultura indígena-, al que posiblemente asistan en torno a 40.000 personas, en estimaciones de la alcaldesa de aquella ciudad.

Lo que más me ha llamado la atención del ritual, en el que se entregará a Morales el bastón de mando de los pueblos indígenas antes del inicio de su segundo mandato como presidente de aquella República, es el alto valor significativo de algunos detalles de la ceremonia que a buen seguro no pasarán desapercibidos a su protagonista. Un sacerdote aymara de edad centenaria acompañará a Evo Morales en la investidura, por ser un opuesto complementario (a Morales) y una persona de mucha sabiduría. El líder aymara vestirá un traje de lana de llama, que en el mundo andino representa la comunicación. Los dos colores fundamentales de su indumentaria serán el blanco, que representa el sacrificio y la pérdida del ego, y el negro, que simboliza la inteligencia emocional.

Si de verdad suda esos colores, como se suele decir en el argot del fútbol al que tan aficionado es el presidente de Bolivia, a Evo Morales no le va a faltar el voto creciente de la ciudadanía.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Comprendiendo lo metafórico de la semblanza ritual, los sacerdotes nunca deben estar por encima del poder civil, aunque sea como en el caso de Morales como una concesión a su vieja cultura milenaria. El rito por lo que significa está muy bien, pero sólo vale si se aplica sobre quienes son elegidos con el voto de los ciudadanos y no por ser sacerdotes.

Anónimo dijo...

La cultura de las religiones ha sido y es indispensable para entender la historia de las civilizaciones. Por eso no está de más que Morales visite la ciudad precolombina y haga una vez más hincapié en principios tan valiosos como los de este ritual.

Anónimo dijo...

Salud, Evo.
Viva tu madre.

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