ESPERPÉNTICO TERTSCH

Félix Población

A medida que se van sabiendo detalles, todo parece indicar que la supuesta agresión sufrida por el periodista Hermann Tertsch, director y presentador de Diario de la Noche en Telemadrid, no fue más que una pelea o encontronazo de bar a altas horas de la madrugada. Como el hecho coincidió con una desafortunada parodia de Tertsch a cuenta de su matonismo patriotero, presentada por El Gran Wyoming en su programa El Intermedio, tanto el periodista como su jefa Aguirre han pretendido responsabilizar indirectamente de lo que posiblemente no hubo al señor Monzón, cuyo único delito -a mi parecer- es no contar con unos guionistas con un sentido más atinado no tanto de lo que puede ser gracioso como de lo que no tiene ninguna gracia.

De momento, y esperemos que sin muchos argumentos para prolongar el show, el señor Tertsch no se resiste a seguir embebido de protagonismo, acaso porque -siguiendo la estela de su predecesor Dragó- no ha sabido otorgar a su informativo más que eso, con un sentido cada vez más grotesco de sus intervenciones. La de Hermann Tertsch en la cama del hospital y ante las cámaras de Diario de la Noche, presentándose como víctima de la España de Zapatero y atacando a los medios de información por difundir lo que según versiones de la policía se perfila como una vulgar pelea de bar, resulta tan descabellada y esperpéntica que cuesta trabajo identificarla con el profesional que en su día fue Tertsch.

Ante semejante dechado de ególatra embriaguez, producto acaso del desbarrado proceder seguido por el protagonista desde la madrugada del incidente, hasta el diario El Mundo, tan del gusto de la lideresa Aguirre, se ha permitido un artículo contra Tertsch cuyo criterio debería hacer volver a la razón a su protagonista: ¿Tanto te cuesta, hombre de Dios, permanecer alejado de las cámaras hasta que te den el alta? Porque, en confianza, la que liaste anoche en tu Diario de la noche, pontificando a diestro y siniestro desde la cama, con ese batín azul sobre el pijama y esa pinta de convaleciente pertinaz, provocaba una mezcla de pena y de vergüenza ajena sin precedentes en un informativo patrio. ¡Alma de cántaro, no pierdas la poca dignidad que te queda por culpa del 'share'!

Yo no sé qué será de Hermann Tertsch después de este celtibérico episodio que se ha pretendido vender de modo harto frívolo como un enfrentamiento de las dos Españas. Estimo que ningún medio de comunicación debería servirse de un argumento tal para mejorar sus índices de audiencia, mucho menos si es a costa de un protagonismo tan falaz y parvulario como el que parece haber querido interpretar el periodista de Telemadrid.

Por eso, y porque quien presenta y dirige un informativo de una televisión pública, por afín que sea al gobierno que la administra, debe mantener un mínimo de decoro y profesionalidad, haría bien la señora Aguirre en hacer caso a su apreciado Pedro el de la Jota. A Tertsch le queda muy poca dignidad para verificar esa tarea, porque una cosa es la manipulación informativa -tantas veces denunciada por los trabajadores de Telemadrid- y otra su presentación por quien da una vergüenza ajena sin precedentes en un informativo patrio.