martes, 22 de diciembre de 2009

EN MEMORIA DE SANTIAGO POLO


Félix Población

Hace poco más de una semana escribí un artículo sobre el brigadista Gerhard Hoffmann, publicado en este mismo DdA y en el diario Público, para el que previamente hube de consultarle algunos detalles de su biografía como combatiente contra el franquismo y el nazismo. Eso me permitió apreciar la lúcida longevidad de sus 92 años y el activo proceder que todavía guía sus pasos, ya sea para dar charlas en los colegios con la vívida materia de su memoria, ya sea para desplazarse a Italia desde su Viena natal para intervenir en una manifestación antifascista.

Santiago Polo era de esa mismo temple. Militante de las Juventudes Comunistas, luchó en la Guerra de España, primero como miliciano del Batallón Comuneros de Castilla y luego como teniente en la defensa de Madrid, donde resultó herido. Ese percance le ocurrió al día siguiente de la muerte en la Ciudad Universitaria de Buenaventura Durruti, a cuya columna sustituyó el batallón de Polo para que los milicianos del líder anarquista pudieran asistir a su entierro.

El final de la guerra lo vivió en Extremadura, ya como capitán del ejército republicano. Después, con la dictadura, hubo de soportar más de ocho años de internamiento en diversos campos de trabajo, compartiendo con el historiador Manuel Tuñón de Lara las penalidades sufridas en uno de ellos, el de Comillas (Santander), asociado en su recuerdo al gran mitin de Manuel Azaña, cuando su palabra encandilaba a las muchedumbres.

Tuve oportunidad de tratar a Santiago Polo en los últimos años de su larga e intensa vida. Fueron pláticas siempre muy breves, pues coincidían con sus investigaciones en el Centro Documental de la Memoria Histórica. Cuando me descubrió su edad, ya cerca de los noventa, quedé muy sorprendido. Nada en su aspecto físico, locuacidad, agilidad y energía era asociable con tan largo tránsito vital. Claro que si por vital se entiende haber mantenido contra viento y marea el ideario por el que se jugó la vida en su juventud y, como él mismo decía siendo nonagenario, no poder parar, esa longevidad no tiene ningún secreto.

Hasta el final (el pasado domingo en Salamanca, a los 94 años) Santiago Polo mantuvo no sólo su militancia política en el Partido Comunista de España, sino su trabajo en el archivo y la asesoría jurídica de Comisiones Obreras de Salamanca, ciudad en la que también formaba parte de la Asociación Memoria y Justicia. En relación con su actividad en esta última, Polo mantuvo siempre, como criterio fundamental, que el olvido en que se ha tenido a las víctimas del franquismo había que subsanarlo sin revanchismo.

No podía ser de otra forma en quien quedará para siempre vinculado a mi memoria con la descripción que don Antonio Machado hizo de si mismo: más que un hombre al uso que sabe su doctrina, fue, en el buen sentido de la palabra, bueno.

Ante gente así, como el brigadista Hoffmann o el capitán Santiago Polo, cualquier jutificación para la pasividad por desencanto político es una afrenta.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Se nos van yendo y les hemos hecho muy poco caso porque nunca hicieron de su valor y honradez un eslogan. Lo siento.

regis dijo...

Totalmente de acuerdo con el último párrafo, pero de eso es de lo que más hay y así se corere el riesgo de repetir la historia.

Anónimo dijo...

La educación ignora la memoria, por eso nos estamos haciendo criaturas del momento sin ninguna trascendencia.

Anónimo dijo...

Números=consumidores:contribuyentes=nada

Anónimo dijo...

Del intento de reconocimiento al revanchismo, hay una linea muy fina. Cuidado con sobrepasarla, porque actualmente se están confundiendo estos términos. Es como el tema de la homosexualidad, no hay que confundir aceptación, a hacer obstentación e imposición de ello.

Antonio Illescas dijo...

Lo más probable es que si no se repara la memoria de las víctimas de la dictadura, el revanchismo no deje de crecer por ambas partes. Lo que no se puede es creerse demócrata y no condenar un régimen que no lo fue. Eso es lo que hace decir Aznar: nosotros no nos dedicamos a buscar huesos. No se buscan huesos. Se busca a quienes se resistieron a una dictadura y defendieron el régimen legal de la II república, precedente de nuestro actual régimen democrático.

Germán dijo...

Hasta siempre, Santi.

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