miércoles, 11 de noviembre de 2009

ROUCO, LA CULTURA DE LA MUERTE Y UN PASTOR ANGLICANO


Félix Población

El lector disculpará que aun a riesgo de pecar de inmodestia recurra hoy a una información, publicada anteayer en Público, y que -según la redactora- arranca de un artículo que firmé en ese periódico hace un par de meses. Gracias a ese escrito, que versaba sobre la represión franquista en Salamanca, es posible que los restos del pastor anglicano Atilano Coco, uno de los amigos de Miguel de Unamuno fusilados por los golpistas durante la Guerra Civil, puedan ser recuperados en una localidad zamorana.

Cito esta referencia porque el presidente de la Conferencia Episcopal Española, cardenal Rouco Varela, se ha servido una vez más del púlpito como peana política, con motivo de la festividad madrileña de la Vírgen de la Almudena, al objeto de combatir la nueva Ley del Aborto, consecuencia según su soflama de una alianza de poderosos medios sociales, mediáticos, culturales y jurídicos que pretenden promover en la sociedad española la cultura de la muerte.

No debería el ríspido Rouco apelar a ese tipo de expresiones, tan contradictorias y falaces en sí mismas como desquiciadas de diagnóstico entre una ciudadanía que ante todo aspira a la concordia. Más que nada porque la institución que representa, sobre todo cuando el cardenal afirma que ninguna instancia de este mundo puede negar o limitar el derecho a la vida, tiene su memoria histórica tan involucrada en esa materia con casos como el de Atilano Coco.

Recordaba el otro día Carlos López, obispo de la Iglesia Española Reformada Episcopal, en la información a la que he aludido, que la esposa del pastor anglicano recurrió al obispo de Salamanca a fin de evitar la muerte de Atilano Coco, pero que esa petición de auxilio fue inútil y su marido fue finalmente ejecutado en el paraje de La Orbada (qué lejos se estaba entonces de constituciones apostólicas como la Anglicanorum Coetibus).

Por si ese caso no ilustrara suficientemente la elusión de ayuda que caracterizó en muchos casos a la iglesia católica ante asesinatos como el del presbítero protestante, vayamos a un documento que abona con sobrada facundia esa cultura de la muerte de la que habla Rouco con tanto y tan lamentable retraso. La cita la podemos leer en el libro Esa salvaje pesadilla: Salamanca durante la Guerra Civil, editado por el catedrático de Historia Económica de aquella universidad Ricardo Robledo hace unos años, y la suscribe al magistral de la catedral de Salamanca durante la Guerra Civil, Aniceto Castro Albarrán.

La belicosa arenga lleva por título ¡Dios se ha hecho Generalísimo nuestro!, a fin de reafirmar posiblemente el reciente carácter de cruzada que Pío XI había dado a la contienda. Fue emitida por Inter Radio Salamanca y su transcripción literal es tal que sí: Ah! Cuando se sabe cierto que al morir y matar se hace lo que Dios quiere, ni tiembla el pulso al disparar el fusil, o la pistola, ni tiembla el corazón al encontrarse cara a la muerte...¿Dios lo quiere? ¿Dios quiere que yo, si es preciso, muera, y si es preciso, mate? ¿Es esta una guerra santa o es una execrable militarada?...Los valientes que ahora son rebeldes, son precisamente los hombres de más profundo espíritu religioso, lo militares que creen en Dios y en la patria, los jóvenes de comunión diaria...serán nuestro grito, el grito de los cruzados: Dios lo quiere. ¡Viva España Católica! ¡Arriba la España de Isabel la Católica!”.

Dejemos la muerte en paz, eminencia.

7 comentarios:

R dijo...

¡Cómo va a dejar la iglesai en paz a la muerte! Lleva muchos siglos viviendo de ella y además en españa se lo seguimos pagando.

Anónimo dijo...

Ningún gobierno se atreverá con la iglesia hasta que no sea posible un pacto entre el PSOE e Izquierda Unida, y en ese caso habría que ver.

LEDES dijo...

Muy buen artículo el de La rosa de Salamanca, llega a la gente.

Rosa dijo...

Es insoportable esat eterna disputa con la iglesia tridentina española, es humillante para todos los ciudadanos sin creencias religiosas y par los que desde la fe católica mantienen posturas muy distintas a las de la jerarquía eclesiástica. Y lo mal es que no se entrevé modernización alguna entre el obispado español, son los mismos que podría ser hace treinta, cuarneta, cincuenta, etc años.

Anónimo dijo...

¿Hay alguien ahí? Esto es lo que habrá preguntar algún día al entrar en las iglesias, como si se tratara de edificios en ruina.

Anónimo dijo...

EL ABORTO QUEBRANTA LA FE EN DIOS Y EN LA VIDA. NO HAY VIDA SIN DIOS.

Anónimo dijo...

Qué insoportable la vida, tenerla que convivir con estos vecinos, insoportable su insistencia en hacernos comulgar con ruedas de molino. ¿Por qué no se meten en sus iglesias y allí que se harten de darse golpes de pecho por nuestros pecados hasta que se queden tísicos.
Estoy harto de soportar a tanto hipócrita defendiendo unas cuantas células malformadas, cuándo nunca se han destacado por defender la vida de las personas hechas y derechas.

Publicar un comentario