martes, 22 de septiembre de 2009
FERNANDO SUAZO (2): EN GUATEMALA LA MITAD DE LOS NIÑOS PASA HAMBRE PERMANENTE
Félix Población
La preparación de esta entrevista con Fernando Suazo ha coincidido con mi lectura del interesante libro del juez Baltasar Garzón La línea del horizonte, en donde no podía faltar la referencia a Guatemala, con motivo del encuentro que Garzón tuvo en Nueva York en 2006 con Rigoberta Menchú. En ese capítulo recuerda el juez el balance global del conflicto armado que soportó Guatemala entre 1960 y 1996, especialmente durante el periodo 1978-1984: 250.000 muertos, muchos de ellos previamente torturados, 45.000 desaparecidos, 1.500.000 desplazados y 150.000 refugiados en México. El 93 por ciento de esos atentados fueron perpetrados por agentes del Estado guatemalteco contra víctimas mayas (83 por ciento) -afirma Baltasar Garzón- y ladinos (17 por ciento). La Comisión de Esclarecimiento Histórico (CEH) detectó 669 masacres con 23.671 ejecuciones arbitrarias y 6.169 desparecidos forzados. Para más detalles sobre tanta barbarie impune, léase en DdA: Ay, Guatemala, cuando oigo tu nombre se rebela mi grito.
-Recientemente se ha dado en Guatemala la primera condena contra un militar acusado de crímenes de guerra. ¿Indica esa condena que se puedan dar otras contra quienes cometieron crímenes de guerra durante el largo conflicto armado que vivió el país ?
-La Comisión para el Esclarecimiento Histórico (CEH) declara que el 93% de las violaciones de derechos humanos y de los hechos de violencia del conflicto armado fueron responsabilidad del Estado. Sin embargo hasta la fecha, por lo que sé, ningún oficial del ejército está cumpliendo condena. Los que fueron condenados por el asesinato de Myrna Mack –un juicio con gran cobertura internacional-, lograron huir ¡escondidos en un camión de soldados! La impunidad de los crímenes de guerra es desesperante. Por eso la lucha de quienes han denunciado masacres, asesinatos o desapariciones forzadas es titánica y verdaderamente heróica, teniendo en cuenta, además, los peligros mortales que les acechan. La obra de Francisco Goldman El arte del asesinato político (Ed. Anagrama, 2009) ofrece un ejemplo: la tupida red de mafiosos militares organizada para impedir la justicia por el crimen del obispo Gerardi. Y está de más decir que la mínima condición para hablar de paz es que antes haya atisbos de justicia.
-El presidente de Guatemala, Alvaro Colom, decretó recientemente el estado de "calamidad pública" como medida para enfrentar la crisis alimentaria y de nutrición que afecta a 54.000 familias y puede afectar a muchas más. Desde su experiencia personal, ¿cuál es la situación real del país en este aspecto?
-Los titulares de prensa se ocupan periódicamente del hambre. Pero el hambre de la mitad de los niños del país es permanente, no periódica. Yo desconfío del manejo que hacen los medios de estas noticias acerca de las miserias del pueblo profundo. Lo que sí es permanente es la política sistemática de abandono a las más graves necesidades de la gente por parte de la administración del Estado. En estos días se ha sabido que más de 700 millones de quetzales (aproximadamente $ 86 millones) del presupuesto del Estado ya no van a ser ejecutados. Eso, a parte las enormes fugas de dinero causadas por la corrupción de las instituciones, o los miles de millones que defraudan al fisco cada año grandes empresas comerciales e industriales. La oligarquía boicotea siempre cualquier reforma fiscal. El relator de la ONU para la Alimentación acaba de decir que sólo cotizamos el 9,9 % en impuestos. Por eso causa vergüenza que el gobierno declare estado de calamidad para extender la mano a la ayuda internacional, y también causa estupor que los ciudadanos de esos países se avengan a mandar a estos gobiernos sus dineros, cuando la oligarquía que los controla defrauda masivamente al fisco. Me preocupa también la creciente imposición de monocultivos (palma africana, caña de azúcar) destinados a agro-combustibles donde antes se sembraba maíz. Pero de esto no hablan los medios, tan sólo se limitan a presentar como revoltosos a los campesinos afectados por estas medidas.
-Nuevas experiencias de gobiernos socialistas se están dando en América Latina: Venezuela, Bolivia, Ecuador... ¿Qué afinidad pueden tener con los presupuestos de la Teología de la Liberación y qué distancia con la doctrina oficial del Vaticano?
-La teología de la liberación, basándose en la Biblia, entiende a los pueblos como sujetos de su propio proceso de liberación. Dios legitima las luchas por la justicia, impulsa los procesos de liberación mediante la participación de la gente. En ese sentido creo que existe gran afinidad de esos procesos con la teología de la liberación. Aparte de eso, observo en los gobiernos progresistas de nuestra América algunas diferencias importantes con los procesos liberadores de los años setenta. En aquellos años la geopolítica de bloques aportó muchos elementos exógenos, de matriz europea, occidental, que afectaban y a veces distorsionaban los procesos locales. Eso lo percibí nada más llegar acá y entrar en contacto con la cultura maya. En aquellos años, las guerrillas seguían ideologías ajenas a la cultura local y recelaban de que líderes indígenas ocuparan puestos de dirección, aunque la tropa sí era maya en su mayoría. Otro elemento exógeno fue la teología de la liberación, que, a pesar de su proyecto emancipador era, al fin y al cabo, ajena a las cosmovisiones nativas. Lo que ahora sucede en el continente es aconfesional, y suena más autóctono. Los líderes nativos, desde su memoria y su lógica propias, accionan a su manera los cambios socio-políticos. El presidente Evo puede ser un ejemplo de esto. Creo que es muy positivo que el continente sea ahora más latinoamericano que nunca, y que estos procesos democráticos no sean confesionales, a diferencia de los procesos liberadores de los años setenta en los que se mezcló frívolamente lo civil y lo religioso, degenerando en mesianismos y en graves errores. El Vaticano no muestra interés por refrendar los procesos populares, ni siquiera dentro de la misma Iglesia. Ha quedado desechada la idea de una Iglesia pueblo de Dios que expresaba la intención renovadora del Concilio Vaticano II.
-¿Permitirán los poderes fácticos de su país que Barack Obama pueda mantener una política no intervencionista en América Latina o las bases en Colombia y el golpe de Estado en Honduras son indicios de que todo seguirá más o menos igual que con sus predecesores?
-En los Estados capitalistas, donde el poder político sirve al poder económico, los presidentes son elegidos mediante la ficción de la llamada democracia representativa. Acceden al gobierno con la condición de obedecer a los grupos de poder. He leído informes notables de cómo a Obama le vinieron preparando desde sus tiempos de universidad los poderosos grupos del lobby sionista norteamericano. Obama es presidente del imperio, pero no es emperador, sino sólo un ejecutivo al servicio de los poderes reales. Y nadie duda de que estos grupos tienen ambiciosos intereses en nuestra América. Ningún político, ni menos ninguna corporación norteamericana, ha renunciado a la doctrina Monroe. Entonces, ¿qué planes estarán tramando? ¿Qué nos vendrá con la IV Flota y las bases en Colombia? No soy analista internacional. Pero dudo que la nueva imagen que a veces presenta Obama responda a la realidad. Y si algún día Obama se pasa de la raya que tiene marcada, bien puede ser que también a él, como a Zelaya, le saquen en pijama al aeropuerto… O que le asesinen como a Kennedy, mediante un crimen perfecto. ¿Acaso les tembló el pulso cuando demolieron con perfecta tecnología las Torres Gemelas?
5 comentarios:
Me llama la atención el análisis que hace desde donde está, de la teología de la liberación de entonces y de la nueva manera autóctona de los procesos democráticos en A.L.
No es fácil para un foráneo entender lo que pasa allí.
Otra persona que conozco, desde Venezuela donde lleva un porrón de tiempo, es muy crítica con esa nueva política pansudamericana.
Desde luego una advertencia: quien desee ayudar desde fuera con envío de dinero, que no use los canales gubernamentales que no son de fiar (al menos así en general) y busque gentes conocidas de confianza, para no herrar el tiro.
América Latina tiene que creer en algo. Para desencantados, escépticos y de vuelta ya está los europeos y el primer mundo. Confiemos en la esperanza de esos pueblos tan desalojados de esperanza durante tantos años.
Por fuerza, por necesidad, por fe.
Esta mañana metí una h donde no debía. "Errar el tiro" quise decir. "Herrar a la mula" era en mi pueblo, cuando se calzaban zapatos al ganado.
Perdón por el error.
Guatemala y España se parecen.
Publicar un comentario