martes, 17 de marzo de 2009

LA CRISIS Y LA COCINA EXQUISITA


Félix Población

Estuvo Krugman, el Nobel 08 de Economía en España, y tal parece por la fotografía con ZP que éste se reclinara ante la autoridad del profesor de Princeton, no sé si instándole a no decir lo que dijo. Paul Krugman dijo que las perspectivas de la economía mundial son aterradoras, en especial para Europa, con la deflación como escenario previsible, a menos que se tomen drásticas medidas, entre las cuales no podía faltar un ajuste a través de los salarios, algo que a nuestro presidente le aterra especialmente, más que nada por los votos.

A mí esto de la crisis me recuerda un evento que ha tenido lugar recientemente en la antigua isla de La Española, más conocida hoy en día por República Dominicana. Digamos en principio que se trata de uno de los países de América Latina en que el reparto de la riqueza está más desequilibrado, a pesar de la multitudinaria afluencia de turistas que buscan anualmente sus paradisíacas playas caribeñas. Más del cincuenta por ciento de la población es pobre y el veinte por ciento se incluye en el calificativo de pobreza extrema.

Pese a vivir tiempos de bonanza económica en el último medio siglo, no han dejado de agudizarse las desigualdades sociales en los pasados ocho años, con un creciente nivel de empobrecimiento entre la mayoría de los ciudadanos de aquella república. Según un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, la minoría dominicana que camina hacia la globalización, integrada sobre todo por funcionarios y dirigentes del partido oficialista, se haya cada vez más distante de una mayoría entre la que se reproduce la miseria de modo masivo. Con un horizonte tan poco alentador, es lógico que sean centenares de miles los dominicanos que abandonan su país en busca de mejores perspectivas en Estados Unidos o España.

Pues bien, el señor Ferrá Adrià, bien conocido por su liderazgo mundial en el arte de la cocina, elevado por su personal concurso a una especie de abstracción sensitiva con la que satisfacer la vanidad de elite de los potentados, eligió la antigua isla de La Española como escenario de un evento propio de su dotes al que concurrieron durante varios días hasta seiscientos selectos comensales. No sé en qué habrá basado el cocinero catalán la selección de asistentes, pero está claro que para elegir como escenario la República Dominicana primaron antes las paradisíacas condiciones naturales del país que las deplorables condiciones sociales.

Fundamentalmente, las causas de la vigente crisis, como todas las que se reproduzcan en el sistema capitalista, obedecen sobre todo a que seiscientos privilegiados no tienen ningún empacho en disfrutar de esas viandas deconstruidas mientras a su alrededor no deja de crecer el hambre. Es de temer por eso que solventar la crisis equivalga a sustentar el sistema que hace posible lo que ha ocurrido en la antigua isla de La Española.

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