lunes, 9 de marzo de 2009

BIBIANA AÍDO Y LA IGLESIA: NO OPINA, NO CONTESTA


Félix Población

Todos recordamos lo mal que fueron recibidos por la carcundia mediática la creación de un Ministerio de Igualdad, así como el nombramiento como titular del mismo de Bibiana Aído, la más joven ministra en la historia de nuestro país. Acerca de lo primero podrían darse todas las diferencias de criterio y disentimiento que se quieran, pero los ataques lanzados contra la señora Aído, en tanto que mujer, joven, andaluza y hasta aficionada al flamenco casi justifican por sí mismos la necesidad del departamento que dirige, pues todas esas invectivas suscritas por afamados firmantes del periodismo retro denotan sobradamente el arraigo del machismo más casposo entre ellos y los sectores sociales que celebran sus rancias ocurrencias.

Transcurrido casi un año desde que ese nuevo ministerio desempeña sus funciones -aunque durante los primeros meses de la legislatura hubo antes que ponerlo en marcha y organizarlo desde la nada-, puede que el balance no sea todo lo brillante que sería deseable, pero es también de señalar que la materia que acomete, por lo complejo y enraizado de su problemática, no es cuestión que se resuelva con cuatro decretos y unas cuantas campañas de propaganda.

Es alentador, por lo perentoriamente urgente y necesario, que la ministra dijera ayer en una entrevista que su principal objetivo en los próximos meses, en la que sin duda debe ser máxima preocupación de su departamento, es la educación de los jóvenes para atajar la violencia de género. Mucho me temo, sin embargo, que ese plazo es muy corto para tan loable empeño y que para proponerse en el mismo unos resultados medianamente satisfactorios debería la señora Bibiana evitar como titular de su ministerio errores tan sonados como el que tuvo ayer en la misma interviú de la que hablo.

Le hacen notar a la joven ministra Juan J. Gómez y Magda Bandera, periodistas del diario Público, que la Iglesia rechaza la mayoría de los avances sociales del Gobierno y, al mismo tiempo, a través de los centros educativos concertados, recibe mucho dinero público para educar según sus propios valores. ¿No es esto contradictorio? No voy a opinar más sobre este tema, replica la señora Aído.

Pues bien, señora ministra, si por no mojarse en esta cuestión, a fin posiblemente de preservar su carrera política, usted es capaz de una respuesta tan inapropiada en un asunto que tanto compete a la gestión de su ministerio, temo que cuanto se proponga en el mismo no va a tener la amplitud igualitaria de miras que justifica su cargo. Todos sabemos cuáles han sido los valores de la católica iglesia hasta ahora en la materia que a usted le incumbe y las consecuencias que eso ha tenido para que en la sociedad española haya arraigado la desigualdad que su departamento trata de combatir. Como usted no opine ni conteste sobre esa cuestión, corremos el riesgo de creer que su nuevo ministerio sobra de verdad.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

"He aquí la esclava del señor..."

Anónimo dijo...

Hágase según su palabra (ZP).

Anónimo dijo...

A juzgar por los comentarios precedentes se nota cuál ha sido la educación recibida por la ciudadanía durante mucho tiempo. ¿Por eso les irrita tanto a los que la impartieron la inclusión en los planes de estudio de una asignatura que eduque en otros valores?

Anónimo dijo...

Lo dice todo esta contestación de la ministra. Todo lo que hay que hacer y no se puede hacer mientras la iglesia se base en el concordato firmado con Franco.

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