domingo, 1 de febrero de 2009

LA COMUNIDAD DE MADRID Y EL CHISTE DEL DENTISTA


Melibea

Cuando el pasado miércoles escribíamos aquí acerca del señor Boadella como director de los Teatros del Canal y su imposibilidad de montar, en condición de tal, una vistosa sátira política sobre la red de espionaje descubierta en el gobierno regional de Madrid y que puede afectar al porvenir de su presidenta, ignorábamos lo cerca que tenía el fundador de Joglars a algunos de los personajes que podrían configurar ese hipotético espectáculo, pues entre la empresa del Canal de Isabel II y Caja Madrid están repartidos unos cuantos de los actores del enredo. Los describe hoy Ignacio Escolar, ex director del diario Público, que desde que está libre de esa estresante ocupación tiene más concentración, distancia y perspicacia para reafirmar su capacidad de bien informado y penetrante analista. Recomiendo por eso la lectura de Comunidad de Madrid: las sumas de todos, del que entresaco estos dos fragmentos:

1.- Hace cuatro días, uno de los principales bufetes de abogados de Madrid envió a varias redacciones un burofax donde aconsejaba a los medios que se abstuviesen de publicar informaciones relacionadas con la vida privada de los familiares y allegados del vicepresidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González. Queridos abogados: gracias por el consejo. Pero no es una cuestión de vida privada sino de responsabilidad pública; que el César, y su mujer, hagan lo que quieran con su honra, pero que no se forren con los terrenos del acueducto. A estas alturas de la película, lo que empezó pareciendo una comedia de espías ha terminado siendo un thriller de terror: un remake de "Huevos de oro" de Bigas Luna mezclado con "La escopeta nacional" de Berlanga. No es por quitarle importancia a algo tan grave como que un gobierno utilice su poder para espiar a sus rivales políticos –en el país modelo de los liberales, EEUU, eso le cuesta el puesto al presidente–. Pero viendo el resto del iceberg, la forma de gestionar el Gobierno de Madrid como si fuese un ultramarinos familiar y, sobre todo, las fundadas sospechas sobre muchas de las adjudicaciones, lo que menos se entiende es que la Justicia española tenga tiempo y recursos para investigar al ejército israelí en Gaza –que también–, pero no mire lo que pasa en la Puerta del Sol. ¿A qué espera la Fiscalía Anticorrupción para actuar? ¿A qué espera el PSOE de Madrid para pedirlo? Lo que con tamayazo empieza, muy mal acaba.

2.- En Génova, después de haberse lanzado a investigar, creen que el asunto no se puede cerrar sin que haya al menos un cabeza de turco. Desde la Comunidad de Madrid juegan a que la guillotina no llegue muy arriba y que la testa que ruede sea, como mucho, la de Francisco Granados, el consejero de Interior al que todos puenteaban. Pero en Génova piden también la salida de Ignacio González, algo inaceptable para Aguirre, que prefiere afrontar una guerra total antes que matar a un poderoso número dos que tiene alma de cualquier cosa menos de mártir. La situación cada vez se parece más al chiste del dentista, ése al que su paciente agarra de los testículos mientras le dice: “¿Verdad que no nos queremos hacer daño?” Sólo que aquí hay una docena de dentistas, una veintena de pacientes y cientos de testículos en mano y dossier ajeno. Y todos quieren hacer la tortilla de siempre, pero sin romper ni un huevo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo, habrá que leer más a menudo a partir de ahora a Escolar, esperemos que sea en el mismo periódico que lo destituyó, porque lo destituyeron.

Publicar un comentario