jueves, 12 de febrero de 2009

¿ESTAMOS ANTE UNA IMAGEN TERMINAL DEL PP?


Félix Población

Se dice en los mentideros que lo de la cacería de Garzón con el ministro de Justicia se lo soplaron a Rajoy hace un par de días durante la comparecencia de ZP en el Congreso. La información no tenía gran mérito, como todo lo que suele destapar la revista Época, de tendencia regre, porque quien organizó la montería fue un dirigente del Partido Popular en Jaén, que luego negó toda intencionalidad al encuentro, pese a las imputaciones de conspiración justiciera contra el PP que su jefe atribuye a esa cita.

Muy mal tienen que andar las neuronas de la dirigencia pepera para hacer frente a la trama de espionaje y corruptelas en las que está enlodado el partido con tan parvulario recurso. Situar en el escenario franquista y sainetesco de La Escopeta Nacional el nudo del conflicto por el que varios de los cabecillas de la trama están ya en la cárcel, por presuntos delitos de cohecho, tráfico de influencias, fraude fiscal y blanqueo de capitales, denota hasta qué punto el mal ejemplo de la conspiranoia del 11-M ha cundido en la cúpula del PP.

Si aquello fue un monumental y grotesco dislate sustentado sobre una gran tragedia, cuya excesiva mantenencia durante casi toda una legislatura sólo fue posible gracias al concurso de los medios afines al aznarato, lo de ahora es una solemne sandez que únicamente se puede explicar como síntoma de acabamiento argumental cuando el partido se enfrenta a una grave crisis y tiene ante sí una triple convocatoria en las urnas.

Defenderse con ese grave ataque a la justicia, personificada en las figuras del ministro y el juez Baltasar Garzón como supuestos maestros conspiradores en burda y boba comandita berlanguiana, rompiendo la interlocución con el primero y recusando al segundo, puede que encuentre acomodo favorable en algunos medios -hay quien habla hoy de una justicia podrida-, pero al común de los ciudadanos le va resultar totalmente inverosímil. Tanto como las declaraciones luego matizadas del alcalde de Valladolid comparando las habituales actuaciones de Garzón en periodo electoral con las bombas de ETA o la foto de familia que la alcaldesa de Valencia Rita Barberá sugirió ayer en Génova en un intento a la desesperada de ofrecer la imagen de un partido apiñado.

Tanto la visión de conjunto que se desprende de la instantánea como la percepción individualizada que se puede colegir de las fisonomías se corresponden más con las de un partido en fase terminal, rumiando acaso su agonía o su definitiva partición. No olvidemos que por el centro se le adelantó hace meses al PP un competidor en creciente desarrollo llamado UPyD, que no dejará de regocijarse y nutrirse con las crisis de sus vecinos de la derecha. Lo veremos muy pronto.

RedDIARIO
Rajoy pierde el norte. (El País).

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Veo dos partidos, el de Aznar y el resto, y el resto tiene la posibilidad de unirse a Díez o formar su propio partido. La marca PP está marcada por la derecha Aznar y sólo se limpia partiéndose en dos.

Anónimo dijo...

Sería un descanso para España que lo del PP fuera definitivamente terminal. Llevamos así cinco años.

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