lunes, 26 de enero de 2009

MORALES VUELVE A GANAR EN BOLIVIA


Félix Población

A falta de que los resultados sean oficiales, es significativa la apresurada y tendenciosa lectura que el diario El País da hoy de la aprobación ayer de la nueva constitución boliviana por parte de la ciudadanía: Bolivia ahonda su división -titula el citado periódico-, y la enviada especial en aquel país, Soledad Gallego, considera en su crónica que Morales logra aprobar la reforma con una mayoría del 60 por ciento, inferior a la que preveía, al tiempo que el claro rechazo al proyecto en las provincias rebeldes da impulso a la oposición. En esta ocasión -según la corresponsal-, los cuatro departamentos "rebeldes" han reflejado un voto negativo nada dudoso, superior al 60% en todos los casos.

Sin embargo, y dado que Soledad Gallego se refiere a la información hecha pública por los diversos canales de televisión, es de considerar que al menos una de esas cadenas, Televisión Boliviana (TVB), da unos resultados que difieren substancialmente de la interpretación que hace la cronista de El País, basada sobre todo en el sondeo de tres canales privados: La nueva Constitución Política del Estado (CPE) fue aprobada este domingo con el 61,96 por ciento de los votantes en el referendo constitucional, afirma el Canal 7 de la citada televisora. En contraste a esa cifra –añade- el No obtuvo el 36,52 por ciento. El Sí ganó en seis departamentos: La Paz, Cochabamba, Oruro, Potosí, Tarija y Pando. En tanto el No venció en tres departamentos: Santa Cruz, Beni y Chuquisaca.

Si el paciente lector tiene a bien revisar los titulares del diario El País referentes a Bolivia a lo largo de los últimos tres años, y más en concreto los que se publicaron con ocasión de la masiva victoria del presidente Evo Morales en el referéndum revocatorio de 2008, advertirá la tendenciosa primacía que el voto en las llamadas provincias rebeldes adquiere como premisa para sostener que aquel es un país dividido, cuando lo que objetivamente está ocurriendo es que la mayoría de los ciudadanos de todo el país no deja de aprobar por sobrada mayoría la gestión de su gobierno. En este caso, y según los datos de TVB, no con los mismos y muy favorables resultados del año pasado, pero sí con una diferencia tan ostensible como la que media entre un 37 y un 62 por ciento.

En todo caso, cuando los datos sean oficiales sabremos hasta qué punto la información que publica El País hoy es tan tendenciosa como las precedentes, según se puede comprobar en las hemerotecas.

CUARTO AÑO DE REALIZACIONES
Antonio Peredo Leigue (La Paz)


El pasado jueves, 22 de enero, el presidente Evo Morales inició el cuarto año de su gestión. Calificado como autoritario, inestable, parcializado, demagogo, populista y unas cuantas cosas más, nuestro mandatario ha logrado los avances más importantes de cualquier gestión gubernamental de los últimos cincuenta años. Salud y educación son derechos que llegaron hasta el último rincón del país, con el apoyo decidido e incondicional de Cuba y Venezuela. El Bono Juancito Pinto y la Renta Dignidad, que levantaron una ola de protestas, han reducido en forma considerable la desigualdad de ingresos de la población. Un manejo ecuánime del Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH), que las prefecturas y los comités cívicos se preparaban a usufructuar como botín político, permitió llevar adelante obras importantes. La crisis económica internacional tendrá menos impacto en Bolivia debido a las previsiones que pudieron tomarse.

Bolivia tenía gobiernos mendigos. Al menos desde 1985, los gobernantes que se sucedieron hasta diciembre de 2005 mostraron estas características: estaban sometidos a una carta de compromiso con el FMI, que cada año controlaba su cumplimiento y terminaba advirtiendo que no podía mantenerse el país por sí mismo; gestiones de fin de año para obtener préstamos destinados a cubrir el déficit presupuestario; obras inconclusas que subían los costos, aumentando la deuda fiscal.

Cada año, los ministros y a veces hasta el mismo presidente salían en ese peregrinaje, muy parecido al de los mendigos de fin de semana. Casi siempre, ministros y presidente regresaban con un préstamo logrado a duras penas y el mensaje fastidiado de las potencias mundiales en sentido de que el país debía aprender a costear sus gastos. Así fue como, el neoliberalismo, modelo impuesto desde ese mismo año ’85, nos llevó a la calificación de HIPC (país pobre altamente endeudado). Por este hipócrita sistema que avalan el FMI y el Banco Mundial, Bolivia dejaba de ser sujeto de crédito internacional, se le reducía engañosamente su deuda externa –en realidad, tal reducción apenas era un 2% anual-, dinero con el que debía crear un fondo destinado a los municipios con mayor índice de pobreza. ¡Ser miserable costaba mucho dinero!

En enero de 2006 sufríamos una deuda externa que bordeaba los 5 mil millones de dólares, otra interna mayor a los 2 mil millones, un producto interno apenas superior a los 8 mil millones, exportaciones que tímidamente superaban los 2 mil millones y un déficit fiscal de casi 5%. Ese era el estado económico del país cuando el presidente Evo Morales asumió el mando de la nación. La derecha derrotada en las elecciones de diciembre anterior se regodeaba esperando un rotundo fracaso en menos de un año.

No fue así. Con acciones firmes y bien orientadas se redujo la deuda externa a menos de la mitad, aumentó la exportación en más del doble, subió el PIB en un 50% y el presupuesto del país dejó de marcar cifras rojas. Las reservas en moneda extranjera, que eran de 1.800 millones de dólares, al concluir 2006 eran más de 3.200 y, en este enero de 2009, están alcanzando 8 mil millones de dólares. En estos tres años, ningún ministro ha mendigado préstamos presupuestarios, no firmamos compromisos con el FMI y hemos emprendido grandes proyectos de mejoramiento económico.

En 1985 se impuso el modelo neoliberal mediante el decreto 21060. Este número se identificó con la miseria en la que el imperio hundió aceleradamente a nuestro país. Los ricos, ostentando lujos insultantes, entregaban nuestros recursos a las empresas transnacionales que, en pago, les dejaban algunos millones. Pero el pueblo, consciente del robo que le hacían, no estaba al tanto del volumen del despojo.

Un solo dato, para evaluar tal magnitud: el 1 de mayo de 2006, el presidente Evo Morales decretó que las empresas que explotan el gas tenían 180 días para adecuar sus contratos a la nueva Ley de Hidrocarburos promulgada un año antes. Durante esos 6 meses debían entregar al Estado boliviano 82% de sus ingresos y cubrir su presupuesto con el 18% restante. Hasta ese momento, la relación había sido a la inversa: entregaban al Estado 18% y se llevaban 82%. El escándalo que desató la derecha derrotada fue vergonzoso; defendían los intereses externos en contra del pueblo boliviano. Pero las empresas siguieron ganando y, cuando llegó el momento, cambiaron sus contratos. Las dificultades son aún grandes, pero tenemos una economía que irá consolidándose en la medida en que vayamos racionalizando la explotación de nuestros diversos recursos, les demos valor agregado y desarrollemos un comercio internacional que nos sea favorable.

Bolivia se constituye en un Estado Unitario Social de Derecho, Plurinacional Comunitario, libre, independiente, soberano, democrático, intercultural, descentralizado y con autonomías. Bolivia se funda en la pluralidad y el pluralismo político, económico, jurídico, cultural y lingüístico, dentro del proceso integrador del país.

Este es el texto del primer artículo de la nueva Constitución Política del Estado. No es una mera declaración retórica. Es el fundamento que da razón de ser a los más de 400 artículos de que se compone la nueva Carta Magna. Su significación se asienta en los logros obtenidos durante los tres años transcurridos y, a la vez, son el fundamento de la forma en que este país ha sido y seguirá siendo gobernado: un país con el derecho de los pobres en primera instancia, pero inclusivo de todos los sectores.

1 comentario:

Anónimo dijo...

La discreción y hasta el silencio de las emsisoras de radio españolas sobre la victoria de la nueva constitución boliviana también son muy sintomáticos.

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