jueves, 15 de enero de 2009

PAZ, ANTISEMITISMO Y ESCUDOS HUMANOS


Lazarillo


Me sirvo hoy de tres puntos de vista ajenos que comparto y aparecen publicadas en varios medios, para referirme a otras tantas cuestiones en relación con la invasión genocida de Gaza por parte de Israel. El primero (1) trata de buscar remedio y fin a ese interminable río de sangre, algo que pasa sin duda por no seguir excluyendo a Hamas en las negociaciones entre las partes, según el corresponsal de Al Yazeera en España, Aiman Zoubir, que apuesta por nuestro país como el interlocutor europeo más válido, coincidiendo en esto con doce facciones palestinas. El segundo criterio (2) tiene relación con las acusaciones de antisemitismo esgrimidas por el gobierno israelí para refutar las merecidas críticas que viene recibiendo de algunos medios por su brutal masacre contra la población civil palestina, cuyo balance contabiliza hasta ahora un tercio de niños y adolescentes muertos entre el millar pico de víctimas que han perdido la vida. No se puede entrar a sangre y fuego en ese campo de concentración que es Gaza, dijo Iñaki Gabilondo en su telediario de Cuatro. La tercera opinión, suscrita por mi ex compañero José Manuel Ponte, rebate el consabido, viejo y falaz argumento utilizado por Israel de que si se dan tantas bajas entre mujeres, ancianos y niños es porque las autoridades de Hamas utilizan a la población civil para ocultarse tras ella, tal como ha repetido estos días el embajador de Israel en España. Como Ponte es un periodista ilustrado, se remonta a la propia historia de Israel para documentar ese alarde de cinismo. Concretamente, al asedio de Jerusalén en el siglo primero por las tropas del imperio romano, saldado también con gran número de víctimas civiles por entender el emperador Tito Flavio Sabino que los judíos sitiados habían utilizado a la población como escudos humanos.

1.- Ninguneada durante las dos legislaturas de Bush, Siria, que alberga a la Troika política de Hamas, se erige como actor fundamental en cualquier tipo de solución dialogada. A Siria le fortalece en este papel su renovada relación con Turquía que a su vez se ha constituido como un mediador tolerado por todas las partes. España podría hilvanar finamente ambos sumando una visión europea unificada y no excluyente que recoja las legítimas reivindicaciones palestinas que pasan por un necesario alto el fuego, una salida inmediata de las tropas israelíes y una normalización de los pasos fronterizos. Y es en estos detalles donde está el diablo, tal y como se dice popularmente en Palestina. Hamas ha reiterado en repetidas ocasiones que con un asedio medieval y 1025 muertos en la mesa una solución a la libanesa es completamente descartable, con lo cual rechaza con amenaza de ataques cualquier presencia de tropas extranjeras en su frontera. Le avalan en sus tesis las imágenes del horror que han dejado "los ataques selectivos" israelíes y el desgaste al que podría someter al ejército hebreo en caso de que se prorrogue su presencia en Gaza, un extremo que la sociedad israelí no podría soportar durante mucho tiempo. Con todas estas cartas y con la profunda convicción de la flagrante violación de todas las leyes habidas y por haber, el consentimiento que ha dispensado Europa a Israel durante largos decenios debe ser revisado escrupulosamente ya no por higiene democrática sino por razones de seguridad de todos. Las heridas abiertas por esta guerra inhumana tardarán en curarse y la sangre que ha brotado en las calles de Gaza no será fácil de limpiar.

2.- Como de costumbre, no ha tardado en aparecer ese gas paralizante, tinta de calamar que oculta y mancha: la acusación de antisemitismo. Ya saben, criticar al Gobierno de Israel es deslizarse por el antisemitismo. Falso. Falso de toda falsedad. Los que quisimos a Violeta Friedman, los que la apoyamos frente al nazi belga Leon Degrelle, los que nos desgañitamos contra los negacionistas, no vamos a aceptar así como así insinuaciones de antisemitismo. Ese escondite no vale. La Federación de Comunidades Judías de España nos recuerda en una carta muy amable que toda crítica al gobierno de Tel Aviv debe evitar la utilización de tópicos como -textual- aludir a "narices ganchudas, imponentes orejas, expresiones torvas, así como los tópicos espirituales, la avaricia judía, o los símbolos religiosos, como la estrella de David o los tirabuzones de los religiosos". Fin de la cita textual. Acusamos recibo y agradecemos el consejo. Aunque, desde luego, no nos hacía falta. Hace tiempo que dejamos el parvulario. Así pues, recapitulemos. Ni antisemitismo ni nada parecido. Reserven esos argumentos para mejor ocasión. Lo que se denuncia es una actuación político militar intolerable, un comportamiento que atenta contra todos los principios arduamente conquistados por la comunidad internacional. Nosotros no somos Hamas. Sí reconocemos el Estado de Israel y su derecho a existir, pero, además de creer que la política del Gobierno israelí juega contra los intereses de su pueblo, la consideramos perversa. Entrar a sangre y fuego en ese campo de concentración que es Gaza no se puede justificar. Como ha dicho Antonio Gutiérrez, alto comisionado de ACNUR, es el único conflicto del mundo en el que la gente no puede ni siquiera huir. El pueblo de Israel merece ser respetado. Para empezar, por sus gobernantes y por los que dicen defenderlo. Ojalá cuaje el alto el fuego que a estas horas se apunta.

3.- Como justificación de las brutalidades cometidas por su Ejército en el asedio de Gaza, los dirigentes israelíes han vuelto a esgrimir el conocido argumento de los «escudos humanos», del que ya habíamos oído hablar con ocasión de las agresiones norteamericanas contra Irak. Según esta versión, las autoridades palestinas de Hamas (al fin y al cabo ganaron unas elecciones) utilizan a la población civil para esconderse tras ella y así continuar disparando cohetes artesanales contra el territorio de Israel, desde el refugio que les proporciona ese frágil parapeto humano. Además, se da el caso siniestro (añaden los propagandistas judíos) de que los milicianos de Hamas aprovechen las horripilantes fotografías de las víctimas (algunos de ellos hijos, parientes o vecinos suyos) para deteriorar la imagen del Estado de Israel ante la opinión pública mundial. Justificar el cinismo propio con el ajeno es un truco dialéctico tan viejo como el mundo. El asedio de una ciudad o de una zona urbana densamente poblada es una de las formas más antiguas de la guerra y de las más estudiadas. Michael Walzer, en su conocido tratado «Guerras justas e injustas», pone numerosos ejemplos de esa situación militar, que se caracteriza por la convivencia en un espacio reducido de una población civil y de una fuerza defensiva contra la acción de un Ejército atacante. Y destaca, entre ellos, el sitio de Jerusalén por las tropas romanas del emperador Tito Flavio Sabino en el año 72 después de Cristo. Asedio, por cierto, que terminó con la destrucción de la ciudad y del templo y la dispersión (o diáspora) de la población judía por el mundo. De aquel acontecimiento trágico nos ha quedado el testimonio del historiador Josefo, que venía «empotrado» (ahora se diría así) con el Ejército romano y fue testigo directo de lo ocurrido. Según Josefo, la imposibilidad de entrar o salir de la ciudad, que impusieron los sitiadores, provocó una gran hambruna entre la población civil, la mortandad fue espantosa y los cadáveres se amontonaban en las calles sin tiempo para darles sepultura. Esta situación límite, junto con los ataques de un enemigo más poderoso, fue minando poco a poco la moral de combate de la tropa defensora hasta que llegó el asalto definitivo. Lo más curioso es que, con posterioridad, el emperador Tito se lamentó públicamente de la muerte de tanta gente inocente, que no consideraba en absoluto una responsabilidad suya, ya que echó la culpa de lo sucedido a los dirigentes judíos, por haberse negado a una rendición honorable cuando ésta les fue ofrecida. Así pues, en opinión del emperador romano, los dirigentes judíos habrían utilizado a su propia población como rehenes.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Por qué no están todas esa voves libres, las de los cooperantes, en la "prensa libre" de Europa, día a día, contando lo que pasa?

Anónimo dijo...

España tendría mucho que mediar en este conflicto y si no lo hace ZP es porque teme meterse en honduras.

Publicar un comentario