viernes, 5 de diciembre de 2008

ALFA Y OMEGA, BERCEO Y BENJUMEA


Lazarillo

El primado Cañizares ha elegido como herramienta propagandística para calentar a su respetable (dicho sea con perdón), ante la celebración de una nueva misa de campaña en la Plaza de Colón de Madrid el próximo 30 de diciembre, la palabra cristofobia, término con el que pretende definir la sufrientes circunstancias de la católica iglesia bajo el gobierno socialista, a pesar de haber sido tan bien tratada y mejor retribuida en los últimos años.

La excusa se la da una sentencia dictada por un juzgado de Valladolid para que sean retirados los crucifijos de las aulas en un colegio público. Eso, unido a la negativa de poner una placa en el Congreso a nombre de sor Maravillas y al lloroso testimonio en el banquillo del juez Calamita, alegando que la acusación de homofobia que pesa sobre él es fruto del odio a lo cristiano, son a juicio de la jerarquía eclesiástica motivos suficientes para que dos de los más conspicuos empleados de su servicio de prensa y propaganda en el arzobispado de Madrid intensifiquen las ínfulas de cruzada que la revista Alfa y Omega, inserta en el diario ABC, alienta semanalmente.

Firmantes destacados de esa línea editorial en la publicación del ríspido Rouco son sin duda quien se oculta tras el seudónimo de Gonzalo de Berceo, cuya verdadera identidad bien podría ser la de un respetable monseñor, y don Ricardo Benjumea, redactor jefe de la revista. Ambos coinciden a la hora de evaluar con los más aciagos presagios la supuesta cristofobia ambiental de la que se sirve el primado Cañizares para el calentamiento (con perdón) de sus fieles.

El primero se pregunta, tras la sentencia del crucifijo, cómo es posible que la gente no reaccione ante semejantes desmanes que recuerdan alarmantemente el inicio de los más trágicos acontecimientos de nuestra historia. En consonancia con tan funesto diagnóstico, y a pesar de las recomendaciones cursadas por el cardenal arzobispo de Madrid de olvidar ese pasado -excusado su beaterio de mártires propios-, el avispado Benjumea plantea al término de su artículo esta desfachatada cuestión: ¿Sorprendería que mañana ardiera una iglesia?

Para que luego digan de los arrebatos inciviles y nada evangélicos de la emisora de la obispalía. El dúo Berceo-Benjumea acaba de recurrir a uno de los pasajes más socorridos del franquismo para buscar razones a un tiempo de barbarie en el que nadie se debe basar para inspirar miedo y confrontación. Mucho menos, esa iglesia que dice representar a Cristo, maestro de la concordia. A no ser que sea esa iglesia la que quiera ser cristófoba.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Me ha hecho gtracia lo del dúo Berceo-Benjumea. Suena muy cañí.

Anónimo dijo...

¿Cómo que calentar?

Anónimo dijo...

Sí, hombre, La Bien Pagá, y de trato: el familiar, como a las chachas de antes. Pues se diría que la tratan como a la suegra: a patadas.

¿ Le parece mal a vuecencia que Ruiz Gallardón haya dado su permiso para celebrar esa Misa de campaña ?

Manifíéstese, está en su derecho. Manifiéstese. O calle para una buena temporada.

Publicar un comentario