sábado, 15 de noviembre de 2008

LA TORTURA, LA CRISIS Y LA QUIMERA DEL ORO


Melibea

La en ocasiones tediosa ociosidad del sábado casi me deja sin reparar en el interesante artículo que publica hoy en La cuarta página el diario El País. Allí, bajo el título La cultura de la crisis, Josep Ramoneda describe esa cultura como fruto de la globalización y sus efectos, entre los que cuenta de modo substancial a su juicio y el mío la abolición de los límites éticos y culturales. De los siete puntos que le sirven al autor para analizar nuestras actuales y adversas circunstancias me quedo con el último donde, como culminación de esa desaparición de la idea de límites, apunta el articulista el hecho de que en agosto de 2002, como una más de las consecuencias del 11-S, el Gobierno de Estados Unidos diera el visto bueno a un memorándum que legitimaba determinadas formas de tortura, lo cual favoreció sin duda la existencia del campo de concentración de Guantánamo y aquel álbum de atrocidades a las que asistió el mundo y que tuvo por escenario la cárcel iraquí de Abu Ghraib, tan elocuentemente plasmado por el pintor colombiano Botero:

Bajo el mandato de George Bush -
afirma Ramoneda- la Administración norteamericana dio carta de naturaleza legal a la tortura. Es decir, transmitió al mundo la idea de que todo estaba permitido. Si un Gobierno puede someter a un enemigo a la más terrible de las pruebas físicas y morales, ¿cuáles son los límites de lo posible en la sociedad? Ninguno. Hay vía libre para saltarse todas las barreras éticas y culturales. ¿Qué tiene de extraño, en estas circunstancias, que los que viven la quimera insaciable del oro entiendan que todo está permitido y que no hay reglas ni principios ante la tentación del dinero?

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Leguina llama a Ramoneda predicador de la SER y El País, es pura envidia, la de un político frustrado como gobernante de la comunidad de Madrid, y la de un escritor mediocre que nunca ha sabido reconocerse incapaz para la literatura.

Anónimo dijo...

Un artículo que no tiene desperdicio. Ramoneda, junto a Vidal-Beneyto y alguno más, es el único motivo por el que algunos seguimos leyendo a diario EL PAÍS.
Una reflexión, como toda las que se precian de ese nombre, extensamente necesaria; lo digo mirando a PÚBLICO.

Un saludo,
Desiderata

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo, en lo primero y en la mirada.

Anónimo dijo...

No hay duda de que El País supera en articulista de fondo al diario Público y que este periódico está muy lejos de poder competir con el primero.

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