miércoles, 15 de octubre de 2008

ROBERTO SAVIANO HA PERDIDO LA LIBERTAD POR SER LIBRE


Lazarillo
Leí hace un par de años en el diario El País una magnífica entrevista de Laura Lucchini con el joven escritor y periodista Roberto Saviano, cuando el libro de éste, Gomorra, que recrea y denuncia los negocios de la mafia napolitana, llevaba ya 300.000 ejemplares vendidos al cabo de tan sólo unos meses en los anaqueles de las librerías. El titular era muy llamativo: España está invadida por el dinero de la Camorra. En la entradilla de la inteviú se decía lo que sigue:

Primero llegaron las llamadas anónimas; luego, las amenazas de muerte, finalmente, la escolta y el exilio de su ciudad. Todo ha cambiado para Roberto Saviano desde que publicó su primer libro, en mayo pasado. Hasta entonces su vida era relativamente tranquila. Vivía en Nápoles, donde nació hace 28 años y donde estudió filosofía. Escritor y periodista, amaba recorrer las calles con su Vespa y seguir las tramas criminales. La Camorra era, y sigue siendo, su obsesión. Dedicaba su tiempo a revisar expedientes judiciales, sintonizaba por radio la emisora de la policía para llegar al lugar del delito al mismo tiempo que los agentes. Observaba y absorbía como una esponja su entorno, la realidad de su tiempo.

El libro de Saviano no ha dejado de crecer desde entonces, con alusiones tan subtanciosas como las granjerías de la coca que ETA comparte con los clanes camorristas. Es lo que tiene la verdad, por riesgos que implique, cuando se arrostra la valentía de buscarla y darle cauce abierto y novelado con la libertad de las palabras. Cuando alguien con mucho valor y mucha pasión por su oficio como Saviano pretende romper y rompe el miedo y el temor que una organización criminal no deja de inspirar comprando silencios y complicidades.

Ahora Gomorra llegará a las salas de cine de todo el mundo y la repercusión de las verosimilitudes narradas por el joven novelista cobrará una dimensión que posiblemente él nunca imaginara como reportero. Por eso La Camorra tiene decidida ya su muerte. Ha puesto plazo a su vida, según cuentan hoy los periódicos. Por eso Saviano aparece en la imagen practicamente embutido en guardaespaldas, tal como sobrevive desde hace dos años, por haber hecho de su voz desnuda de defensas un arma contra el delito.

Rodeado de escoltas día tras día, cambia Roberto Saviano constatemente de domicilio y confiesa haber perdido a lo largo de este duro bienio afectos, amistades, relaciones. Pero lo que más nos importa de sus declaraciones es que aun considerando su libro como una tarea importante, no hay mañana en la que se pregunte por qué lo ha hecho, sin saber qué responderse: No sé si valía la pena.

Se comprende. Por ser libre y hacer un uso comprometido, íntegro y cabal de la libertad de expresión que toda constitución democrática defiende en un papel, la vida de Roberto Saviano ha dejado de serlo en la cotidianidad. Todos deberíamos defenderla porque es la nuestra y la vida de nuestra libertad las que están en juego. Por eso, aunque sea de palabra, vaya para él este abrazo solidario.

RedDIARIO
A tomar por saco el éxito. Yo quiero una vida. Quiero una casa. Quiero enamorarme, beber una cerveza en público, ir a una librería y escoger un libro. (Roberto Saviano).

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Y eso que revistió la verdad con el género de la novela. Claro que le salió posiblemente una verdad recreada y aumentada por sus méritos literarios. Lo digo sin haber leído el libro. Lo pienso hacer. Gracias.

Anónimo dijo...

Creo que de novela tiene poco pues mantiene los nombres reales de los mafiosos y más parece un libro documental a modo de reportaje periodísticos.

Publicar un comentario