sábado, 20 de septiembre de 2008

CARTA PARA ESPÍRITUS NOBLES


Aníbal Venegas

Chile

Nadie puede decir que estamos en la época del renacer de Cristo o del retorno hacia una “iglesia primitiva”; los valores con los cuales una gran parte de la sociedad occidental se sentía plenamente identificada han sido reemplazados por tecnologías que están incluso más allá del bien y del mal. Pero no sólo ha llegado –por fortuna- el tiempo en el que los casos aislados de verdadero amor a Dios son contemplados como mera obcecación, ya que a la vez estamos sumergidos en una total muerte de la espiritualidad tan humana y demasiado humana, aquella que nace de la historia de los pueblos.

Hay entre los ateos, un cierto grupo cuya estupidez nos provoca retorcijones de estómago: sólo conciben la verdad tangible, la que pueda ser percibida a través de los sentidos. Por supuesto que ellos han sido criados bajo las instrucciones y exigencias cristianas, y su mentalidad etnocentrista les incita a pensar que cualquier espiritualidad necesariamente debe estar ligada al Cristianismo de hocico y patas, Cristianismo que a fin de cuentas incluye entre sus imperios al ateo común y corriente, ese sujeto a menudo chusco y pendenciero, pues se admite que una cosa es en la medida que se comprende la existencia de su contrario; así ocurre con tantos útiles ¿Qué no es la silla? La mesa, ¿Qué no es lo bello y lo sublime? Lo horrible y lo pedestre, ¿Qué no es Cristiano? Lo ateo, ¿Qué no es el sistema burgués de “intelectuales a sueldo” (Marcuse) y representantes de la voz popular en el parlamento? Democracia. Y así pasa con tantas otras cosas…

Cuando nos referimos al “espíritu” tenemos que poner bastante atención, afinar el oído, el gusto y el tacto, pues no necesariamente estamos hablando de un alma que se despega del cuerpo y que es capaz de volar hacia realidades insondables, para adorar eternamente –qué aburrido- a un Ser que en última instancia sería el culpable de crear esta mezcolanza de imbecilidad, delirio y violencia que llamamos vida en el sinsentido cristiano. Si hablamos de espíritu, precisamos entender el origen y devenir histórico de los pueblos, analizar su resistencia, silencio y cansancios y de esta manera estudiar a la luz de una apertura mental en la medida de lo posible, las distintas visiones que se manejan del término en la profusión de culturas y formas diversas de pensamiento que han tratado de resistir los avances posmodernos de la fe ciega en la ciencia.

La espiritualidad ha plasmado una mancha indeleble en lo más bello que se ha dispuesto enteramente para nosotros, y que algunos mañosos y delirantes poderes convierten una y otra vez en Utopía por carecer de un supuesto “rigor científico”. (La encomiable cientificidad que regenta las masacres nucleares, los televisores y computadoras que atrofian nuestra conciencia). En tanto creación humana que emerge del corazón y el intelecto a través de los sentidos, hay espiritualidad en el amor y en el odio, en la Carta de Derechos Humanos, en el Arte y Cultura de los pueblos, en el lenguaje, en los dioses, en la belleza y la fealdad. Hay espiritualidades fuertes y espiritualidades débiles; estas últimas están comandadas por caudillos que venden el alma de sus pueblos a dominadores extranjeros, a cambio de fútiles y vomitivas ganancias económicas. Tal es el caso de naciones como Chile donde un tirano se dedicó a despedazar la cultura de su gente a cambio del atolondramiento y ridiculez disfrazada de escarlata y vendida en un Hipermercado…

También hay espiritualidades Superiores y una Espiritualidad inferior. Los Arcanos por ejemplo, tienen la misión de desterrar el mensaje de las fuerzas sobrenaturales y del inconsciente y exhibírnoslo, obteniendo a menudo y casi siempre resultados multidimensionales posibles sólo gracias a un sistema espiritual con siglos de tradición ¡Todos mis respetos al Tarot! En cambio ¿Qué podemos decir del Cristianismo? Para acarrear su dualidad cuerpo y alma (que en última instancia se hizo “famosa” en occidente gracias al dinero de los poderosos que requerían dominar espiritualmente a pueblos con religión y tradiciones propias) los “cruzados” y “evangelizadores” llevaron a cabo verdaderas matanzas culturales y crímenes de lesa humanidad y que hasta el día de hoy son contemplados por la Iglesia Católica y Cía. como “un deber ser de los legionarios del señor”, pues sólo se admite una verdad ¡Cuánto cansancio, cuánta renuncia, cuánta resistencia ha tenido que pasar Latinoamérica gracias a una iglesia que ha servido de acicate espiritual a dictadores y fuerzas militares!

En tanto sujetos capaces de escribir historia, en tanto hombres y mujeres dotados con la capacidad de amar, no podemos cejar en la lucha por continuar atrincherándonos en la bruma de nuestro espíritu, gracias al cual podemos dar fe de que seguimos siendo humanos. La respuesta está en el intento de respetar las múltiples visiones, los mundos posibles que se arquean en todas direcciones y que debemos proteger de la desidia y el silencio que el capitalismo y otras manifestaciones de una idéntica voluntad de poder, con sabor a fritura y coca cola, tratan de meternos a través de nuestros sentidos por todos los medios posibles.
anibal.venegas@gmail.com

1 comentario:

Anónimo dijo...

El capitalismo no es desidioso, pero fomenta la desidia entre los que lo sufren para que no puedan remontarlo.

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