domingo, 31 de agosto de 2008

30 AÑOS DE CONSTITUCIÓN: ¿ESTUVO EL REY EN LA POMADA DEL 23-F


Melibea
Como no leo habitualmente El Mundo, me he enterado tarde de las dos entrevistas que el citado diario ha publicado ayer y hoy con dos personalidades políticas que mantienen muy distintos puntos de vista acerca del papel de Juan Carlos I en el frustrado golpe de Estado del 23-F, desgraciado episodio nacional decimonónico inserto en la transición democrática española de finales del siglo XX. Lo que dice ZP hoy domingo en el mencionado periódico es que la monarquía se consolidó definitivamente en esa vergonzosa fecha, gracias a que la intervención del rey evitó lo peor, mientras que Julio Anguita, líder de Izquierda Unida entre 1989 y 2000 -años en los que esta coalición consiguió sus mejores resultados electorales-, sostiene que el soberano estaba en la pomada de lo que se gestó ese desventurado día.

Sus palabras son así de rotundas cuando la periodista le pretende inducir a reconocer que el 23-F de 1981 el monarca ofició de garante de la democracia, como tantísimas veces se ha repetido desde entonces: Pienso -replica Anguita- que el rey sabía lo que se estaba cociendo. No me creo que la Junta de Defensa Nacional y el Cesid no informaran al rey de lo que se estaba preparando. Lo que pasa es que aquí había varios conjurados sobre un silencio y un equívoco en el que estaba mucha gente. ¿Por qué llama Milans del Bosch y pregunta por Armada y le dicen que ni está ni se le espera? Porque saben perfectamente a lo que juegan. Aquí había un acuerdo para que Armada o el elefante blanco convencieran a los portavoces para que en vez de votar a Leopoldo le votaran a él. Era un golpe de guante blanco, incruento, pero al día siguiente reconsideran todos sus actitudes y se muestran solícitos ante el mando de su Majestad, cual gallina clueca. Naturalmente, el Rey borboneó, intentó pastorear, y cortó cuando tenía que cortar. Se puso el traje de capitán general y salió revestido de demócrata, pero estaba en la pomada y aceptó un golpe de timón más bien parecido a la dictablanda de Primo de Rivera que a lo que pretendía Tejero, que era disparatado.

La entrevista con don Julio tiene su interés, sobre todo en lo referente a la gestación timorata del texto constitucional del 78 -acuciada por el temor al infausto ayer dictatorial- y a la imperiosa necesidad de su modificación luego de tres decenios de soportar su artificio. La charla, en cambio, con Rodríguez Zapatero nos lo muestra muy vacío de contenido e insólitamente contemporizador con José María Aznar, así como con la derecha española sufrida por su gobierno estos años atrás. Más que recargado, al señor Presidente del Gobierno se le nota cargante de retórica, como si los malos números de la economía le hubieran enajenado y amedrentado hasta ese punto.

¿Qué opinión es más fiable? ¿La de quien se retiró de la política y ya no se debe a sus intereses o la de quien desde la política llegó al poder y formula su criterio desde el poder?

No hay comentarios:

Publicar un comentario