martes, 22 de julio de 2008

TOROS AL CALOR DE LA BARBARIE

Félix Población
Con un titular que identifica claramente al periódico contra aquellos espectáculos que tienen como protagonista el acoso, sufrimiento y muerte del toro, Al calor de la barbarie, el diario Público hacía ayer una revisión de los festejos en que ese hermoso animal sigue padeciendo no pocas de las tradiciones patrias.

La subsistencia de ese tipo de eventos, en los que se maltrata de modo harto doloroso al toro, como ocurre durante las fiestas de San Juan en Coria (Cáceres), fue motivo de un arriesgado reportaje por parte del programa Caiga quien Caiga hace unas semanas. En el mismo, Estíbaliz Gabilondo sufrió las arremetidas de algunos exaltados, a los que la valiente denuncia de la reportera les pareció mucho más lesiva que las cultivadas características del festejo filmado: revestir de dardos la sangrante piel de un toro, fugitivo del regocijo popular.

La sobrina de Iñaki llegó hasta el mismísimo ministro de Cultura a fin de indagar las consideraciones que a éste le merece una tradición de ese carácter. Además de no obtener respuesta por parte del señor Molina, Estíbaliz fue despachada de modo en extremo expeditivo por los guardaespaldas de don César Antonio, según recogieron las cámaras y sin que las asociaciones de periodistas hayan dicho ni pío, que yo sepa, acerca del visible maltrato sufrido por la reportera.

Habrá quienes crean que la portada del diario Público ayer o la actitud de Estíbaliz Gabilondo hace unas semanas son estrategias propias de un periódico joven y una reportera que empieza, con tal de hacerse notar ante la conformidad de otros medios y profesionales con los festejos que en España se sustentan en la tortura del toro, ya sea en el callejero de nuestros pueblos o en las plazas donde se les lidia, pincha y lancea hasta la muerte.

Pero así como las leyes de protección animal han logrado erradicar en los últimos años otros ejemplos de barbarie contra gansos, cabras, gallos y carneros, que hasta bien poco se excusaban en la tradición popular, estoy convencido de que los lectores de Público -a los que el diario se debe y tal como denota la encuesta verificada por el periódico- son la avanzadilla de una ciudadanía que más tarde o más temprano se dejará notar en el acabamiento de esas infaustas celebraciones.

Quien maltrata a un animal, decía ayer en el citado rotativo Norbert Bilbeny, catedrático de Ética de la Universidad de Barcelona, no ha desarrollado su comportamiento moral. Habrá que preguntarse -añadía- por qué el toro nos hace más españoles. No existe argumento racional ni moral para lancear un toro hasta morir. Mucho menos para hacer de ese hecho u otros semejantes tradición, cultura y espectáculo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Si el ministro no se explica es porque el poder está con los festejos bárbaros, no me parece que un solo diario y sus pocos lectores puedan hacer mucho, por muy civilizados que sean.

Anónimo dijo...

Si el ministro no se explica es porque el poder está con los festejos bárbaros, no me parece que un solo diario y sus pocos lectores puedan hacer mucho, por muy civilizados que sean.

Anónimo dijo...

TORO EN EL CAMPO Y PARA LOS RECORTADORES. LO DEMÁS SOBRA.

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