PACIENCIA, FUERZA Y VALENTÍA: CARLOS SASTRE

Melibea
Escribo estas líneas después de la emocionante retransmisión televisada de la etapa del Tour, culminada hoy con la ascensión al mítico Alpe d`Huez. Carlos Sastre necesitaba atacar desde el inicio de la subida si quería conseguir el maillot amarillo y tratar de obtener, además, una cierta ventaja sobre sus máximos rivales, Evans y Menchov, con vistas al crono en la venidera etapa de esta especialidad.

Días atrás había asegurado Sastre que para ganar la ronda francesa se requería paciencia, fuerza y valentía. Con 33 años de edad, el ciclista abulense tiene bien reconocida la primera, cualidad preceptiva para crecer en las otras dos con la sabiduría que da la experiencia. Valentía y fuerza fueron determinantes en la decisión de atacar desde las primeras rampas de la montaña que tantas veces fue decisiva a su vez para vestirse de amarillo en París. La ascensión de Carlos estuvo cuajada de pundonor, pletórica de ritmo, constancia y energía, acumulando a cada kilómetro segundos de diferencia sobre sus perseguidores.

Puede que el minuto largo y los dos y pico que al final de esta jornada le separan de los dos adversarios citados no sea suficiente para que Sastre gane esta edición del Tour, pero su lección en la aplicación cabal de las virtudes aludidas ha sido magistral. Mucho más si se considera que el ciclismo y el Tour, como la vida, son un deporte y una competición a los que hay que rescatar de sus tramposerías con páginas tan magníficas como la que hoy hemos presenciado y cuya transparencia ojalá sea tan nítida como la del aire azul en la cima de Alpe d`Huez esta tarde.