LazarilloAcabo de ponerme a leer con sumo interés el voluminoso libro de Baltasar Garzón y Vicente Romero El alma de los verdugos, una obra de gran valor documental -cuya lectura recomiendo- acerca de la brutal represión ejercida por la dictadura militar en Argentina durante siete largos y muy activos años de terrorismo de Estado. Si la personalidad del reportero de TVE es sobradamente conocida por su dilatada profesionalidad en defensa de los derechos humanos, la del juez ha merecido tal respeto en el ámbito internacional que, junto a la de otros compañeros suyos empeñados en esa misma causa, es capaz de generar noticias como la que leo hoy en la crónica del corresponsal en Tel Aviv del diario Público.
Según esta información, el gobierno de Ehud Olmert, a través de una orden dictada por la ministra de Asuntos Exteriores, impedirá que varias personalidades israelíes visiten España ante el temor de que puedan ser detenidas y procesadas por crímenes de guerra. Esa prohibición, que afectará no sólo a los viajes de trabajo sino a los de carácter turístico, tiene su razón de ser en la denuncia cursada por varias organizaciones humanitarias ante los tribunales de Madrid contra altos cargos de la administración israelí en tiempos de Ariel Sharon, para los que solicitan su arresto en caso de que pisen suelo español.
La orden de la ministra de Exteriores afecta en concreto a quienes formaban parte de la cúpula política y militar en 2002, pues la denuncia tiene relación con la muerte de 16 civiles, entre los que se encontraban mujeres y niños, a consecuencia de la bomba de 500 kilos lanzada por un avión israelí contra un edificio en Gaza en julio de ese año. En este ataque perdió la vida el líder de las milicias de Hamás Jaled Shahada.
Al margen de las añagazas que pueda emplear Israel en evitación de que en España se haga justicia, es reconfortante saber que nuestro país, gracias sobre todo a la labor de jueces como Baltasar Garzón, es territorio de riesgo para quienes puedan tener responsabilidades en delitos que atenten contra los derechos humanos. Al aceptar nuestro Estado la jurisdicción internacional de sus tribunales en esa materia, aunque los hechos denunciados no conciernan a ciudadanos españoles, a determinados halcones israelíes de alto vuelo y contrastada rapacidad no les conviene posarse en la vieja Sefarad. Se lo impide su gobierno ante la posibilidad de generar una crisis diplomática entre ambos países.
2 comentarios:
Dudo que la poderosa Israel tema a la justicia española y dudo que la justicia española actúe contra delincuentes isreaelíes de "tan alto vuelo y contrastada rapacidad", como dice Lazarillo.
No hay justicia internacional que pueda con los hebreos, llevan más de medio siglo en contra de los derechos humanos más elementales de sus vecinos, a los que que oprimen y sojuzgan ante la mira tolerante de Europa.
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