CARTA A ZP DE UNA ANCIANA DE 93 AÑOS

Melibea
Aunque la misiva aparece hoy en la edición del diario Público para conocimiento de sus lectores, no me resisto a dar a la misma -a modo de carta abierta- el destinatario natural con que la titulo en esta breve glosa, pues creo que se trata de la persona indicada para que en lo sucesivo evite hacer ostentación de los logros legislativos de su mandato, dado que las leyes, por buenas que sean, sólo son eficientes cuando son práctica cotidiana y no se dan, como aquí se denuncia, lamentables dilaciones entre su promulgación y su ejecución.

Puede que lo primero sirva para ganar votos, pero son vidas muy preciadas y respetables las que, como en este caso, dependen de lo segundo. Lea ZP y aprenda de la realidad que proclaman las líneas que siguen, porque son la voz de una España que soportó durante el pasado siglo muchas penurias y a la que se le debería prestar ahora, siquiera como compensación a ese pasado de servidumbres y sacrificios, y en reconocimiento a la dignidad y apoyo que se merece por parte de una sociedad que llaman de bienestar, la máxima celeridad en la respuesta a los derechos que la asisten:

Soy una anciana de 93 años. Por mi edad y las enfermedades que padezco dependo completamente de una sobrina que me cuida con respeto y cariño. Hace ya más de un año solicité la ayuda de la tan cacareada Ley de Dependencia: aún no he tenido noticia. Ni de esa ayuda, ni de esa dichosa ley. Le pidieron a mi sobrina algunos papeles, pero de ayuda nada de nada. Con mi sobrina también vivían mi hermano de 97 años y su esposa, que murió sin saber nada de la ayuda que también había solicitado. Yo pienso que están haciendo tiempo a ver si me muero también antes de dar esa ayuda tan prometida como esperada. He pagado mis impuestos, coticé toda mi vida, y cuando me retrasaba en algún pago no tardaban en reclamármelo. Y ahora que son ellos los que me tienen que dar algo están esperando a que me muera. Es muy triste llegar a esta edad enferma, y además dependiendo de otra persona para vivir y que, encima, no te den lo que por ley te corresponde.

Firma la carta doña Josefa Paz Martínez, residente en la ciudad de La Coruña, y representa a muchos otros ancianos que se encuentran en parecidas circunstancias o que no han podido acceder a las prestaciones de la ley citada por haber fallecido antes.