Lazarillo
Haciendo del dolor una razón cívica, los padres de Mari Luz, la niña asesinada en Huelva por un pederasta que debería estar purgando condena por sus antecedentes, han logrado medio millón de firmas para que sea mayor el rigor de la justicia contra esos criminales. Medio millón de firmas son muchas firmas cuando se logran únicamente a partir del condolido e íntimo sentimiento familiar que ha movilizado a los padres de Mari Luz.
Quizá por eso, y porque quienes han respaldado esa iniciativa se han presentado en La Moncloa con medio millón de electores, el señor Rodríguez Zapatero no ha tenido más remedio que sentarlos en el sofá de Presidencia del Gobierno. De lo contrario, es por lo menos dudable que ZP hubiese prestado esa cara de circunspecta atención ante las cámaras con la que lo presentaron ayer los telediarios.
Miren, no tengo por qué desconfiar de la humanidad de señor Presidente. Es más, estoy convencido de que a ZP le honra en ese sentido una afinada sensibilidad. Pero lo que se ventilaba ayer en su presencia no era solamente prestar acogimiento a los padres de una niña asesinada porque la justicia facilitó con su negligencia ese crimen. La entrevista no consistía únicamente en que las pantallas de los televisores reflejaran la solícita atención mediática del señor Rodríguez Zapatero a los padres de Mari Luz, a fin de que la ciudadanía tuviera constancia del gesto.
En la misma sala y fuera de plano estaba el ministro de Justicia, responsable último, aquí y ahora, de que los miles de sentencias penales pendientes de ejecución se agilicen cuanto antes en evitación de hechos tan desventurados como el que nos ocupa. Aunque en esa atrofia también estén implicados sus predecesores, me parece una desmesura remontarse al franquismo para buscar sus orígenes, según cree el señor Fernández Bermejo.
Se trata, única y exclusivamente, de que la intercomunicación entre cuatro mil juzgados y las correspondientes audiencias superiores sea más fluida, para lo cual es imprescindible una informatización de los archivos judiciales, equivalente a la que se da como mejor ejemplo en la gestión tributaria, acaso porque aquí están en juego los cuartos del Estado
Por eso, si esas medidas correctoras no se aplican con la urgencia y diligencia que tamaña congestión requiere, de poco va a servir la foto del sofá que ayer brindó ZP a los medios. Con cuatro años por delante para ponerlas en práctica, sabremos al cabo si la imagen fue mera propaganda o estimable incentivo para la buena y deseable ejecutoria que es de menester.
Haciendo del dolor una razón cívica, los padres de Mari Luz, la niña asesinada en Huelva por un pederasta que debería estar purgando condena por sus antecedentes, han logrado medio millón de firmas para que sea mayor el rigor de la justicia contra esos criminales. Medio millón de firmas son muchas firmas cuando se logran únicamente a partir del condolido e íntimo sentimiento familiar que ha movilizado a los padres de Mari Luz.
Quizá por eso, y porque quienes han respaldado esa iniciativa se han presentado en La Moncloa con medio millón de electores, el señor Rodríguez Zapatero no ha tenido más remedio que sentarlos en el sofá de Presidencia del Gobierno. De lo contrario, es por lo menos dudable que ZP hubiese prestado esa cara de circunspecta atención ante las cámaras con la que lo presentaron ayer los telediarios.
Miren, no tengo por qué desconfiar de la humanidad de señor Presidente. Es más, estoy convencido de que a ZP le honra en ese sentido una afinada sensibilidad. Pero lo que se ventilaba ayer en su presencia no era solamente prestar acogimiento a los padres de una niña asesinada porque la justicia facilitó con su negligencia ese crimen. La entrevista no consistía únicamente en que las pantallas de los televisores reflejaran la solícita atención mediática del señor Rodríguez Zapatero a los padres de Mari Luz, a fin de que la ciudadanía tuviera constancia del gesto.
En la misma sala y fuera de plano estaba el ministro de Justicia, responsable último, aquí y ahora, de que los miles de sentencias penales pendientes de ejecución se agilicen cuanto antes en evitación de hechos tan desventurados como el que nos ocupa. Aunque en esa atrofia también estén implicados sus predecesores, me parece una desmesura remontarse al franquismo para buscar sus orígenes, según cree el señor Fernández Bermejo.
Se trata, única y exclusivamente, de que la intercomunicación entre cuatro mil juzgados y las correspondientes audiencias superiores sea más fluida, para lo cual es imprescindible una informatización de los archivos judiciales, equivalente a la que se da como mejor ejemplo en la gestión tributaria, acaso porque aquí están en juego los cuartos del Estado
Por eso, si esas medidas correctoras no se aplican con la urgencia y diligencia que tamaña congestión requiere, de poco va a servir la foto del sofá que ayer brindó ZP a los medios. Con cuatro años por delante para ponerlas en práctica, sabremos al cabo si la imagen fue mera propaganda o estimable incentivo para la buena y deseable ejecutoria que es de menester.
4 comentarios:
ZP no tenía más remedio que hacer lo que hizo. Otra cosa es que se malinterprete y se crea que eso también es electoralismo. Al final de esta legislatura se podrá evaluar si lo de ayer fue o no propaganda.
Si la justicia funcina mal, este no es un país que funciones por mucho que nos lo vendan en primera categoría.
Sinceramente, no veo la necesidad de esa reunión si no es desde una perspectiva interesada.
¿Por qué no se han recibido las firmas a través del conducto pertinente como en otras ocasiones? ¿Por qué el Presidente y no el Ministro de Justicia?
Este encuentro ¿tiene que ver con el colapso judicial? o ¿reivindica por parte del Gobierno la prisión perpetua para este tipo de delitos?
Un saludo,
DESIDERATA
Que lo más desgarradoramente humano como el asesinato de una hija/niña se mezcle con los intereses políticos es deleznable. Si sirviera de algo, sin embargo, podría tener alguna justificación.
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