lunes, 26 de mayo de 2008

SIN CERVANTES EN EL SÁHARA


Félix Población
A pesar de aquellas declaraciones de Trinidad Jiménez como secretaria de Política Internacional del PSOE, en las que aseguraba que el Gobierno de España no abandonó al pueblo saharaui a su suerte y que sigue apostando por el referéndum de autodeterminación, hay detalles que por no responder estrictamente a las presiones, los compromisos y componendas de la política internacional dejan más que en entredicho esas manifestaciones.

Uno de ellos nos lo dio ayer José Ramón Heredia en una carta publicada por el diario El País en la que hace referencia al abandono cultural. Ninguno de los gobiernos de España que se han sucedido a lo largo de estás décadas, desde la arbitraria anexión marroquí del territorio saharaui, se ha preocupado lo más mínimo porque la cultura y la lengua española, que forma parte de la historia de aquel pueblo, se mantuviera viva entre la ciudadanía.

Desde la creación del Instituto Cervantes como centro para fomentar la lengua y cultura españolas en el extranjero, muchas han sido las sedes abiertas en los cinco los continentes. De todas esas inauguraciones tuvimos noticia casi siempre con la misma prosa gastada y encomiástica con la que nos sermonean los políticos para celebrar el auge de nuestro idioma en el mundo. Jóvenes alumnos de Pekín, Tokyo, El Cairo o San Petersburgo acceden así al conocimiento de la lengua y literatura de nuestro país, contribuyendo a su expansión y vigencia.

Mientras, quienes formaron parte de esa misma cultura, hablan o hablaron esa lengua e incluso la mantienen como seña de identidad por haber pertenecido como una provincia más a la metrópoli, no parecen tener derecho alguno a que la administración española los tenga en cuenta para que esa identidad cultural perdure. Como La República Árabe Saharaui Demócratica (RASD) no representa oficialmente nada para el Gobierno español, la comunidad que la integra, alojada en la intemperie del desierto durante décadas, tampoco significa nada culturalmente.

Una delegación del Instituto Cervantes en Tinduf (Argelia), a fin de asistir en esas necesidades a los miles de refugiados residentes en los vecinos campamentos, no es compatible quizá con la política contemporizadora que mantiene Madrid con Marruecos, pues acaso podría herir la alertada susceptibilidad del monarca alahuita. Para evitarlo es menester que el pueblo que formó parte hasta hace poco más de treinta años de nuestra comunidad ciudadana pierda toda la significación que le dio nuestra cultura. Porque cultura es palabra, cultura es capacidad de reflexión, capacidad de vida, de resistencia, libertad y defensa de nuestros derechos.


RedDIARIO
El pueblo nos pide volver a la guerra, pero creemos que con el apoyo internacional la solución pacífica es posible. (Mohamed Abdelaziz).

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Vivirán de la solidaridad hasta que las generaciones más jóvenes se harten, entonces sólo será posible la violencia o la sumisión.

Anónimo dijo...

Ni cultura ni derechos, manda Bush, y por cierto, en Guinea Ecuatorial tampoco está el Cervantes.

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