domingo, 25 de mayo de 2008

HILARIA CLINTON Y EL ASESINATO DE OBAMA


Melibea
Me parece de una alarmante gravedad, aunque luego se haya disculpado, que Hilaria Clinton haya recurrido al asesinato del líder demócrata Bobby Kennedy como argumento para mantener su continuidad en la carrera electoral por ese partido, una vez lograda la mayoría matemática por parte de su rival, el senador por Illinois Barack Hussein Obama. Mi marido -dijo la señora Clinton- no logró la nominación en 1992 hasta que ganó las primarias de California hacia mediados de junio, ¿no es así?. Todos recordamos -continuó- que Bobby Kennedy fue asesinado en junio en California. De poco valen las excusas una vez hecha tal recordación con síntoma de diagnóstico, sobre todo si se recuerda que doña Hilaria se reitera en la misma, según consta en un número de la revista Time del mes de marzo: Otras primarias han sido más largas -dijo entonces-. Todos recordamos la tragedia de Bobby Kennedy cuando fue asesinado en Los Ángeles.

Barack Hussein Obama puede convertirse en el primer presidente negro de los Estados Unidos, un país caracterizado por sus perdurables resabios racistas. Los detractores en esa línea del candidato demócrata, además, añaden al color de la piel la fabulación de una niñez musulmana en Indonesia embebida de integrismo. Para colmar el vaso de las presunciones que pretenden hacer de Obama una personalidad estigmatizable al completo, la agencia Efe ha difundido hoy mismo que grupos ultraconservadores estadounidenses, poseídos por el celo macartista de la caza de brujas que tanto les identifica, han rastreado en la biografía del senador por Illinois pruebas que lo comprometen con un pasado supuestamente comunista.

Hablar de asesinatos en estas circunstancias -supongo que por primera vez en una disputa electoral-, resulta algo más que una temeraria declaración desafortunada. Sobre todo porque esta vez más que otras el fatal precedente al que la señora Clinton alude podría repetirse.

1 comentario:

Samuel Morales dijo...

Hola,

Todavía me pregunto si el color cambiaría las cosas... la democracia, como institución se nos ha ido más lejos de los sueños y ya no representa a las minorías, sino a las mayorías televisivas. Felicidades de nuevo por tu esfuerzo diario. Nos espera la historia para cambiarla.

Publicar un comentario