FRANCO SIGUE SIENDO DOCTOR HONORIS CAUSA DE LA UNIVERSIDAD Y ALCALDE DE HONOR DE SALAMANCA

Melibea
Cuando se les pregunta a los salmantinos de izquierda acerca de la vigencia de esos dos honores al extinto caudillo y dictador, bien porque la prestigiosa institución de modo salomónico rechace el primero pero lo mantenga, bien porque el Ayuntamiento gobernado en mayoría por el Partido Popular lo mantenga sin más, sin someterlo siquiera a debate, la que sería una natural reacción de sentimiento airado deja paso a una cierta conformidad fatalista ajena a todo tipo de sorpresa. Buena parte de esos ciudadanos, aunque quizá esperaba la retirada del título académico por aquello de que otras universidades del país así lo hicieron, está convencida de que mientras la autoridad municipal sea competencia del PP, con un alcalde que desiste de estar presente en cualquier homenaje en memoria de las víctimas republicanas asesinadas por el bando franquista -entre ellas su predecesor en el Ayuntamiento durante el periodo republicano, don Casto Prieto Carrasco-, Franco seguirá mereciendo en Salamanca los mismos honores que durante su larga y ominosa dictadura. Entre ellos, además, está el de su medallón en piedra en una de las arcadas de la airosa Plaza Mayor de la ciudad, por más que la aprobada Ley de la Memoria Histórica haya estipulado la retirada de todos los símbolos que exalten la dictadura franquista. Es de recordar, tal como ha hecho el grupo socialista del Ayuntamiento de Salamanca, que además de al alcalde Prieto Carrasco, las tropas rebeldes del extinto caudillo fusilaron a tres concejales republicanos elegidos democráticamente, los únicos merecedores en un régimen democrático de los honores que se le mantienen al máximo responsable de haber acabado con sus vidas.

RedDIARIO

Acerca de la represión durante la Guerra Civil en Salamanca es recomendable leer Esta salvaje pesadilla, Ed. Ricardo Robledo.

MEMORIA DEMOCRÁTICA DE LA REPÚBLICA

Nada honra ni beneficia a los españoles que cada 14 de abril el Estado como tal ignore institucionalmente la fecha. Ni siquiera hay establecida una referencia oficial a las libertades civiles durante el corto periodo democrático de la Segunda República Española y, por otra parte, el único en la historia de España equiparable a nuestra joven democracia actual. Se les debe a los que padecieron la guerra y la victoria inicua durante 40 años.
A las nuevas generaciones urge explicarles la verdad, la memoria irrenunciable de esa historia inmediata que ha influido en sus vidas aunque no lo sepan o se les haya explicado en lecturas prescindibles, en prédicas de ira y con el sonajero mediático de las amenazas para ocultar la verdad.
Estamos legitimados para celebrar la verdad democrática desde la memoria haciendo un mejor presente continuo de libertad, sin remilgos a la hora de condenar el franquismo y sus estragos como el mínimo denominador común para reforzar siempre nuestro Estado de derecho. Afortunadamente existe una seria, contrastada y reputada historiografía sobre nuestro país. El Estado no debe desperdiciar la memoria de la escasa democracia habida en la historia de España.

Gaspar García Fernández, El País, 12V08