FERNANDO LUGO: ÑOMONGETA GUASU

Melibea
Aunque menos extensa e intensa de lo que habría deseado, es de celebrar la entrevista que el diario Público dedica en su edición de hoy al presidente electo de Paraguay don Fernando Lugo. La rotunda victoria del ex obispo en las pasadas elecciones, rompiendo 61 años de prepotencia gubernamental del Partido Colorado, que además de sostener la dictadura del general Stroessner hizo de Paraguay una de las naciones más corruptas del mundo, bien se merece esa interviú. Sobre todo si se pretende una cierta diligencia y objetividad periodísticas en el seguimiento de la política progresista que marca la nueva trayectoria del subcontinente americano y que en otros medios, como en el ex progre El País, se trata de manera harto sesgada e interesada.

El titular que abre la entrevista a cinco columnas es una formulación categórica de cambio en relación con ese pasado ominoso, cuya denuncia más explícita en presente de indicativo queda de manifiesto cuando el señor Lago apunta la prioridad de su gobierno: Que los indígenas no sigan muriendo de hambre. Por eso, teniendo en cuenta que la pobreza afecta en Paraguay a casi el 40 por ciento de la población y que muchos guaraníes ni siquiera son ciudadanos paraguayos porque no figuran el registro civil -tal como ocurría en Venezuela con los más desfavorecidos-, el eslogan electoral de don Fernando Lugo se basó en fomentar la gran conversación con el pueblo, según refleja la expresión en lengua guaraní (hablada por la mayoría de los paraguayos) Ñomengeta guasu.

Para que esa dinámica participativa se cumpla, inciativas como la reforma agraria (hay 300.000 familias sin tierra) y que el Estado sea propietario de los recursos hidráulicos y petrolíferos serán pasos fundamentales. De ese modo el país se integrará en el proceso conjunto de reformas avanzadas y democráticas que se da en la mayoría de las naciones latinoamericanas, porque como asegura el presidente electo al término de la entrevista: El mismo espíritu que hace 200 años nos movilizó para independizarnos de la corona española, ahora se dirige hacia todo tipo de imperialismo, hacia cualquier otra forma de intromisión en los asuntos internos de cada país. El principio de autodeterminación de los pueblos orienta hoy nuestra política nacional e internacional