miércoles, 14 de mayo de 2008

AGUA, LUZ Y MUERTE EN PALESTINA

Félix Población
Pocas veces se habla en los grandes medios de comunicación de Iniciativa Nacional Palestina y de su líder Mustafa Barghouti, que fue candidato a la presidencia en las elecciones de hace dos años, en las que obtuvo un tercio de los votos, por detrás de Mahmud Abbas. El doctor Barghouti se formó como médico en varias universidades extranjeras y lidera un importante movimiento cívico palestino de resistencia basado en la lucha pacífica, según el modelo que asumiera Gandhi, a quien Barghouti admira.

Sólo por eso, en un conflicto que acumula tanta violencia durante tantos años, su presencia mediática debería ser más habitual por su carácter constructivo, máxime si gracias a sus declaraciones podemos avistar nuevas y/o ignoradas perspectivas. Las que más me han interesado de la enjundiosa entrevista que en el último número de Le Monde Diplomatique le hace Ignacio Ramonet tienen relación con el título de esta glosa, aunque sin duda haya otras dignas también de ser resaltadas, como las que hacen referencia a la presencia de militares estadounidenses durante las incursiones israelíes en Gaza y Cisjordania a fin de aplicar esos métodos en Irak o Afganistán.

Cisjordania, dice Mustafa Barghouti, dispone en promedio de 936 millones metros cúbicos de agua. Los palestinos tienen a su disposición sólo 132 millones. El resto se los reparten los colonos israelíes. Eso significa que un palestino sólo pude utilizar 50 metros cúbicos por año para todas sus necesidades, mientras que un colono dispone de 2.400. Para más inri, un palestino paga 5 shekels (aproximadamente 1 euro) por unidad de agua, mientras que a un colono le sale por menos de la mitad.

Algo similar ocurre con la energía eléctrica, según el doctor Barghouti. Una vez destruida por los israelíes la única empresa que producía electricidad en Palestina, Palestina importa esa energía de Israel. El precio por unidad duplica el que pagan los colones israelíes, de 6,3 a 13 shekels. De ese modo los palestinos contribuyen a financiar su propia colonización, con la agravante de que la renta anual media por ciudadano palestino ha pasado de 1.600 dólares a 800 en los últimos cuatro años, mientras que la israelí asciende a 24.000 dólares.

Pero donde las diferencias son literal y trágicamente sangrantes entre las dos comunidades en conflicto, soslayadas en los noticieros por eludirse en los mismos de modo interesado las estadísticas comparativas, es en la escalada de muertes durante los últimos ocho años. Según el líder de Iniciativa Nacional Palestina, en el año 2.000 la proporción relativa al número de palestinos e israelíes asesinados fue de cuatro por uno. En 2.006 se pasó a 26 palestinos por uno israelí. En 2.007 fue de 31 por uno y en el año en curso la proporción está cifrada en 46 por uno.

Como colofón a esas cifras, el doctor Barghoutti aporta un dato muy significativo que refleja la inutilidad y el cinismo de la última conferencia de Anápolis, celebrada en noviembre del año pasado y tan publicitada por los medios de comunicación occidentales. Desde entonces perdieron la vida en acciones armadas israelíes 331 palestinos, de los cuales 39 eran niños.

El manifiesto deterioro de la situación en los últimos años obedece según Mustafa Barghouti a tres razones: la debilidad de los partidarios de la paz en Israel, la debilidad de los palestinos y el gran silencio de la comunidad internacional. Ese silencio hace posible que Israel, tal como demuestran las estadísticas consignadas, goce de una creciente impunidad en su intento de dejar sin agua, luz ni vida al pueblo palestino.


RedDIARIO
Nunca habrá una solución militar. (Daniel Barenboim).

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Estoy con Barenboim, estoy con quienes esgrimen la no violencia como bandera de lucha, pero el mundo está hecho de otras conquistas en las que la violencia vence.

Anónimo dijo...

Los pueblos palestino y saharaui, abandonados a su suerte, son un testimonio de la carencia de justicia internacional. Sin lucha de resistencia, Palestina entera sería ya israelí, como el Sáhara acabará siendo marroquí.

Cynega dijo...

¡Propongamos al genial pianista/director argentino Daniel Barenboim para la nominación al premio Nobel de la Paz!
Su esfuerzo por llevar el arte a los más terribles conflictos bélicos es loable.
Es hora de que el Estado Argentino proponga nombres no por demagogia ni por descarte ni porque es políticamente correcto.
http://cynega.blogspot.com/2008/05/barenboim-y-su-staatskapelle-en.html

Blog Político-Cultural: www.cynega.com.ar
Cynega

Anónimo dijo...

Más claro que el agua.

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