Melibea
Según parece, y aunque las conclusiones sobre el comportamiento electoral en los últimos comicios no hayan sido todavía establecidas, la segunda victoria de ZP se debió al apoyo de las mujeres. Un estudio verificado al término de la pasada campaña electoral cifraba en diez puntos la ventaja que el voto femenino concedía al señor Rodríguez Zapatero respecto a su adversario del Partido Popular, mientras que entre los votantes varones se daba casi un empate entre quienes se inclinaban por el candidato del PSOE y el del PP. De ser así, la impresión que se tiene ahora, una vez sabida la composición del nuevo gobierno de ZP, es que don José Luis ha querido compensar el respaldo de la mujeres con un gabinete en el que por primera vez, además de ser éstas mayoría, se cuenta con un Ministerio de Igualdad.
Faltaría precisar en la información que fundamenta este comentario que entre el electorado masculino a favor de ZP habría que contar con toda seguridad con el colectivo homosexual varón, gracias a la aprobación durante la pasada legislatura de la ley de matrimonio entre personas del mismo sexo que hace de España el cuarto país en el mundo en reconocer este derecho.
Al margen de las dificultades que van a darse en la actual legislatura, acuciada desde el inicio por un agravamiento de la crisis económica -de la que no dejamos de tener noticias cada vez más preocupantes-, es digna de resaltar la decisión del señor Presidente del Gobierno de apostar por un gobierno en el que las mujeres llevan por vez primera una mayor cuota de responsabilidad en la gestión del Estado. No lo van a tener nada fácil. Sobre todo porque no faltarán, al término de su ejecutoria, quienes infravaloren esa gestión -como lamentablemente ya ocurrió sin que ésta se iniciara- más por el sexo de las titulares que por su inteligencia y diligencia al frente de su respectivo departamento, algo que posiblemente no ocurriría o se daría menos si la gestión fuera provechosa.
Si esperamos que lo sea es, sobre todo, porque además de deseable por el bien de la ciudadanía, la apuesta de ZP se merece esa confianza en nombre de la media España que representa y que por primera vez en la historia es mayoría en el Gobierno de la nación.
Según parece, y aunque las conclusiones sobre el comportamiento electoral en los últimos comicios no hayan sido todavía establecidas, la segunda victoria de ZP se debió al apoyo de las mujeres. Un estudio verificado al término de la pasada campaña electoral cifraba en diez puntos la ventaja que el voto femenino concedía al señor Rodríguez Zapatero respecto a su adversario del Partido Popular, mientras que entre los votantes varones se daba casi un empate entre quienes se inclinaban por el candidato del PSOE y el del PP. De ser así, la impresión que se tiene ahora, una vez sabida la composición del nuevo gobierno de ZP, es que don José Luis ha querido compensar el respaldo de la mujeres con un gabinete en el que por primera vez, además de ser éstas mayoría, se cuenta con un Ministerio de Igualdad.
Faltaría precisar en la información que fundamenta este comentario que entre el electorado masculino a favor de ZP habría que contar con toda seguridad con el colectivo homosexual varón, gracias a la aprobación durante la pasada legislatura de la ley de matrimonio entre personas del mismo sexo que hace de España el cuarto país en el mundo en reconocer este derecho.
Al margen de las dificultades que van a darse en la actual legislatura, acuciada desde el inicio por un agravamiento de la crisis económica -de la que no dejamos de tener noticias cada vez más preocupantes-, es digna de resaltar la decisión del señor Presidente del Gobierno de apostar por un gobierno en el que las mujeres llevan por vez primera una mayor cuota de responsabilidad en la gestión del Estado. No lo van a tener nada fácil. Sobre todo porque no faltarán, al término de su ejecutoria, quienes infravaloren esa gestión -como lamentablemente ya ocurrió sin que ésta se iniciara- más por el sexo de las titulares que por su inteligencia y diligencia al frente de su respectivo departamento, algo que posiblemente no ocurriría o se daría menos si la gestión fuera provechosa.
Si esperamos que lo sea es, sobre todo, porque además de deseable por el bien de la ciudadanía, la apuesta de ZP se merece esa confianza en nombre de la media España que representa y que por primera vez en la historia es mayoría en el Gobierno de la nación.
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