ZP Y BUSH: HOLA Y ADIÓS

Félix Población
Todo parece indicar, por el poco tiempo que por suerte le queda a Bush como inquilino de la Casa Blanca, que por primera vez en la historia de las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y España los presidentes de ambos países no llegarán a mantener una conversación oficial a lo largo de sus respectivos mandatos. Todo porque en su día, cuando ZP accedió a La Moncloa hace cuatro años, lo primero que hizo fue cumplir su promesa electoral de retirar las tropas españolas de Irak, tal y como le reclamaba buena parte de la ciudadanía.

Tal decisión, por su cumplimiento pulcra e irreprochablemente democrático, no debería haber entorpecido u ocluido -aunque le disgustase- la predisposición al diálogo por parte de quien representa a la nación más poderosa del planeta, tantas veces puesta como modelo ejemplar de democracia.

Las portadas de varios periódicos coinciden hoy en insertar una fotografía de buen formato en la que aparece el señor Rodríguez Zapatero, distante del corrillo de líderes que rodean al señor Bush en la cumbre de la OTAN celebrada en Bucarest. Los titulares al respecto vienen a reflejar de ese modo que el presidente norteamericano aísla a ZP o le da la espalda, mientras otros colegas se arraciman a su vera. Si a eso unimos que las únicas palabras intercambiadas por ambos presidentes fueron hola y adiós, con una escueta felicitación a don José Luis por su victoria en los comicios de marzo, no es de extrañar que los reporteros gráficos buscaran a propósito esa instantánea para reparar su débito con el escueto saludo perdido y no estampado.

Como consecuencia de esa fotografía es muy probable que los analistas más interesados en criticar a ZP formulen una vez más sus reproches con relación a la política exterior española. Ciertamente, esa política es en verdad mejorable, pero no porque el señor Bush nos niegue la palabra. España tiene hoy en día un peso político específico muy respetable en las relaciones internacionales y en ningún momento ha dado muestras de desavenencia en las que mantiene con USA, como no sea por la retirada de sus tropas de Irak, atenida al más elemental y democrático de los derechos.

Creo, además, que si por primera vez en la historia de la diplomacia hispano-norteamericana un presidente USA va a salir de la Casa Blanca sin haber dialogado oficialmente con un presidente del gobierno español, ésa no es una mácula para éste sino para aquél, reflejo a su vez de una personalidad en la que la simpleza, la soberbia y la incultura se añaden a la belicosa, nefasta y mortífera ejecutoria desarrollada por su país a lo largo de su mandato.