viernes, 18 de abril de 2008

LA VERGÜENZA DEL SANTO PADRE BENEDICTO


Félix Población
Cuenta Federico Lombardi, el discreto portavoz de la Santa Sede, que ayer el Padre Benedicto se reunió (¡por sorpresa!) en la capilla de la embajada del Vaticano en Washington con una pequeña representación de los feligreses que sufrieron abusos sexuales por parte de sacerdotes católicos. Asegura el cauto Lombardi que el encuentro discurrió en una atmósfera de mucha emoción, que su santidad fue informado de cada caso al detalle por cada una de las víctimas y que el cardenal O`Malley puso a disposición del Papa un cuaderno con los nombres de hasta un millar de víctimas más registradas en la diócesis de Boston para que pudiera rezar por ellas.

Como único testimonio de ese pequeño grupo de personas que dialogó con el Papa sólo disponemos de las palabras de dos de ellas a un periodista antes de la charla: Si sólo nos ofrece tópicos y obviedades, te garantizo que seré la primera persona que diré que ese hombre no tiene autoridad moral para gestionar la Iglesia Católica, dijeron Olan Horne y Bernie McDaid, unidos ambos por la traumática vivencia de haber sufrido abusos sexuales en su niñez.

Aunque no se conoce si después de celebrado el encuentro tanto Horne como McDaid quedaron satisfechos con la plática, es de temer que la interpretación de la misma obedezca a la previsión del tópico y la obviedad esbozada. Tópico resulta, y sin duda también desfachatado, rezar por las víctimas cuando desde El Vaticano se les concede vida retirada a los victimarios e incluso se trata de ocultar su delito. No sé si se refiere a eso el Santo Padre cuando habla de un mal manejo del escándalo de los sacerdotes pederastas en USA.

A lo largo de los años noventa, el listado de obispos y cardenales católicos dimitidos por asuntos sexuales de varia condición, en su mayoría relacionados con delitos de violaciones y/o abusos a menores es ciertamente significativo. Bajo el pontificado de Wojtyla, santo súbito por la gracia de su vía crucis, Pepe Rodríguez, en su libro Pederastia en la Iglesia Católica, registra más de una veintena de casos en los que no faltan los de encubrimiento de los culpables, sin que la relación pretenda ser exhaustiva, pues el autor asegura que la totalidad asimilable en todo el mundo ocuparía decenas de páginas.

Cuando el anciano fundador de los Legionarios de Cristo, Marcial Maciel, tan cerca de las querencias ideológicas de Juan Pablo II, fue investigado por presuntos abusos sexuales cometidos contra seminaristas, Benedicto XVI se limitó a ordenarle que renunciara a todo ministerio público de su actividad sacerdotal, invitándole a una vida retirada de oración y penitencia. Si esa decisión obedeció al dictado de la vergüenza que dice sentir el pontífice alemán ante esa lacra, la vergüenza del Padre Benedicto es muy poca o tan poco creíble como el mensaje de Cristo que dice profesar la iglesia que representa.


RedDIARIO
LO QUE TÚ ME HICISTE NO ES AMAR, ES ABUSAR
Hasta que comprendí que el amor no te hace sentir sucio, avergonzado, temeroso de que descubran tu terrible secreto y que por tanto no eres digno de ser amado. Que no te provoca tal sentimiento de culpa, que te carcome las entrañas, por ese “terrible delito” en que has participado. Que no te genera un dolor tan hondo, que buscas consuelo en cualquier conducta autodestructiva que pueda apaciguarlo, aunque sepas que en el fondo te está destrozando. (Miguel H. C., víctima).

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Y la de millones de dólares que le cuesta a la iglesia católica tanto violador consentido...

Anónimo dijo...

No cabe duda que es una aberración la pederastia. Falta de madurez y de salud psíquica. En ello hay algo de anormalidad.

En el mundo de los educadores esta lacra es frecuente, no solo en solteros/as, sino también en casados/as

Recuerdo una profesora, divorciada, en Francia, que tuvo relaciones con un alumno de clase terminal y fue un escándalo en un gran sector de la sociedad francesa. Hasta hicieron una película… aprovechando el impacto. Recuerdo que el Presidente de turno, Sr. Pompidou lamentó lo ocurrido y recitó unos versos, no recuerdo el nombre del autor, y dejó flotando un no sé qué de misterio en todas estas situaciones de la naturaleza humana. Cita inteligente, como lo era él, que dejó a la población francesa en un “soulagement”

Lo que sí me extraña y mucho es que tratándose de ese colectivo de hombres y mujeres consagrados, se le dé tanta importancia y se le den vueltas y vueltas en los medios de comunicación por una sociedad laica, que no tiene en cuenta, ni le importa la condición de consagrados. Dentro del mundo religioso comprendo se le dé una gran importancia porque es la negación de su propia consagración, hecha voluntariamente.

Siento no tener a mano una estadística, oida en la TV española, hace algo menos de un año y no puedo asegurar los datos estadísticos que quedaron en mi memoria, ya metida en los ochenta años. Me quedé asombrado que en España ( y en esto no es diferente)
un 67% de niños son violados
Del 100% de los violadores, el 80% son sus propios familiares ( habrá algún consagrado entre ellos quizá…)
Cuando la violación es de niñas, el 58% del 80% de los familiares, es su propio padre. Me resulta repugnate y no sigo urgando
Cuánto pagan para no salir en público todo este pobre tropel de gente?
o ¿quién lo paga?
Cuando un sacerdote deja embarazada a una jovencita, algunas veces, deja el sacerdocio y se casa con ella.
El padre que viola a su hija y la deja embarazada no pude casarse con su hija según código civil y canónico
Estos padres ¿cuándo salen en los medios de comunicación?
Es mejor efectivamente que no salgan.
Que salgan los consagrados, que fomentan el morbo.
Los otros casos fomentan la rabia y no es buna esa enfermedad para nadie ... y menos para la sociedad

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