Lazarillo
El reconocimiento internacional del que goza la Universidad de Salamanca por su historia y prestigio es sobradamente notorio. Quienes lo saben y consideran quedan muy sorprendidos al enterarse de que tan reputada institución, transcurridos más de treinta años desde el advenimiento de la democracia, mantenga el título de Doctor Honoris Causa al general Franco.
El reconocimiento internacional del que goza la Universidad de Salamanca por su historia y prestigio es sobradamente notorio. Quienes lo saben y consideran quedan muy sorprendidos al enterarse de que tan reputada institución, transcurridos más de treinta años desde el advenimiento de la democracia, mantenga el título de Doctor Honoris Causa al general Franco.
Tal título se le otorgó al anterior Jefe del Estado en 1954 y hasta el día de la fecha le pertenece, para vergüenza del país que de ese modo mantiene una acreditación de todo punto contradictoria con la figura y currículo de quien promovió con su rebelión en 1936 una sangrienta guerra civil, seguida de una larga posguerra de represión marcada por las cárceles y los fusilamientos.
Gracias a la UNE (Unidad Estudiantil), una asociación de alumnos de la citada institución académica, y después de que la Universidad de Santiago de Compostela retirase ese mismo honor al extinto caudillo, se solicitó hace un par de años que la Universidad de Salamanca hiciera lo propio. El entonces rector, don Enrique Battener, no se opuso a la propuesta que la asociación aludida estimaba como obligación moral para restaurar la dignidad de la institución. Don José Ramón Alonso, sin embargo, el nuevo rector, consideró que el asunto no era prioritario para la USAL.
La insistencia de Unidad Estudiantil en su demanda, merced al apoyo recibido por parte del profesorado y demás personal de la Universidad, ha logrado rescatar ese asunto -inconcebiblemente pendiente a estas alturas del curso democrático-, a fin de que se debata en el próximo consejo de gobierno a celebrar el 30 de abril. Si fuera aprobada la propuesta, tal como ocurrió por unanimidad en la Universidad de Santiago en 2006, sería sin duda el mejor homenaje al personal de la comunidad universitaria salmantina represaliado durante y después de la Guerra Civil. Tan sólo hace dos años, casi treinta después de aprobada la vigente Constitución, fue posible un homenaje a esas víctimas, siendo como era y es Doctor Honoris Causa el máximo responsable de esa represión.
El lector se preguntará, siendo tan evidente la justa reivindicación de la UNE, por qué me he permitido poner entre interrogantes el título de este comentario. Quizá porque no concibo que la Universidad de Salamanca pueda recobrar su dignidad retirando ese honor al dictador y la misma ciudad mantenga su homenaje histórico-artístico al anterior Jefe del Estado con el medallón en piedra de su efigie, ubicado en una de las esquinas de la vistosa y espaciosa Plaza Mayor, y al que el alcalde Lanzarote restaura y preserva cada vez que lo afrenta el rojerío.
Gracias a la UNE (Unidad Estudiantil), una asociación de alumnos de la citada institución académica, y después de que la Universidad de Santiago de Compostela retirase ese mismo honor al extinto caudillo, se solicitó hace un par de años que la Universidad de Salamanca hiciera lo propio. El entonces rector, don Enrique Battener, no se opuso a la propuesta que la asociación aludida estimaba como obligación moral para restaurar la dignidad de la institución. Don José Ramón Alonso, sin embargo, el nuevo rector, consideró que el asunto no era prioritario para la USAL.
La insistencia de Unidad Estudiantil en su demanda, merced al apoyo recibido por parte del profesorado y demás personal de la Universidad, ha logrado rescatar ese asunto -inconcebiblemente pendiente a estas alturas del curso democrático-, a fin de que se debata en el próximo consejo de gobierno a celebrar el 30 de abril. Si fuera aprobada la propuesta, tal como ocurrió por unanimidad en la Universidad de Santiago en 2006, sería sin duda el mejor homenaje al personal de la comunidad universitaria salmantina represaliado durante y después de la Guerra Civil. Tan sólo hace dos años, casi treinta después de aprobada la vigente Constitución, fue posible un homenaje a esas víctimas, siendo como era y es Doctor Honoris Causa el máximo responsable de esa represión.
El lector se preguntará, siendo tan evidente la justa reivindicación de la UNE, por qué me he permitido poner entre interrogantes el título de este comentario. Quizá porque no concibo que la Universidad de Salamanca pueda recobrar su dignidad retirando ese honor al dictador y la misma ciudad mantenga su homenaje histórico-artístico al anterior Jefe del Estado con el medallón en piedra de su efigie, ubicado en una de las esquinas de la vistosa y espaciosa Plaza Mayor, y al que el alcalde Lanzarote restaura y preserva cada vez que lo afrenta el rojerío.
Foto: Victorino
5 comentarios:
En vez de causa de honor es causa de de bochorno...
Según noticias de hace unos días, la moderna y progre Universidad de Salamanca va a reescribir torciteramente la Historia y debatir la retirada de la concesión del Doctorado "Honoris Causa" al anterior Jefe del Estado, General F. Franco, producida nada menos que el 9 de Junio de 1948 (hace pues 60 años), a instancias de la oscura Asociación de Estudiantes, o de lo que sea, UNE (y con el apoyo de un quinto del Consejo de Gobierno, cuyos miembros no son todos estudiantes, ni jóvenes).
La primera pregunta que tendría que contestar nuestra progre Universidad es por qué ha esperado tantos años. Nos dirán los proponentes que son jóvenes y no han podido hacerlo antes (¿y sus padres u otros parientes?, a lo mejor eran Jefes de la Falange o Generales del Ejército de Franco, o que lo apoyarón directamente, como es el caso de algunos miembros del Gobierno teatral que tenemos); pero qué dirán los otros miembros del Consejo que han avalado la cuestión, ya mayorcitos: ¿éstos no han podido solicitar lo mismo desde el día en que se aprobó la Constitución Española, por eso de que ya éramos una nación democrática, y por si dicen que antes no hubieran podido proponerlo por razones políticas? ¿Si eran tan demócratas, cómo han podido esperar nada menos que treinta años para enmendar esta indignidad? ¿Y por qué avalan precisamente ahora esta solicitud? ¿Cómo justificarán haber esperado tantos años los, bien significados en sus poltronas y ya entraditos en años, dos Profesores de la Facultad de Derecho que avalarón esta petición en el Claustro de noviembre de 2006?. Desde luego hay muchos valientes para hacerlo ahora; o para hacer publicidad de la conmemoración de la II República en el Boletín Interno e institucional de la Universidad (curiosamente, el acto era de la misma asociación de estudiantes).
En segundo lugar, si nuestra progre Universidad quiere retirar los "Honoris Causa" que causan indignidad a la Institución, debería revisar la lista de los concedidos (que por cierto sólo tiene publicados los concedidos desde 1983 en adelante, ¿será por algo?¿por qué no conocemos la lista completa?), pues en ella tenemos a otros dictadores, a otros generales golpistas, a algún político condenado por corrupción, a algún escritor y a otro político que ha apoyado a los terroristas etarras, y podríamos seguir. Si se quieren retirar honores, nuestra progre Universidad tiene trabajo para rato.
En tercer lugar, si causa tanta indignidad la cuestión, nuestra progre Universidad podría solicitar a otras Universidades españolas que se lo retirarán a los dictadores Castro y Chavez o al jefe de la dictadura comunista alemana, p. ej.; y de paso podría no ayudar ni firmar convenios con Universidades de naciones tan democráticas como Irán (sí, han leído bien), Cuba, Venezuela y una larga lista; por no hablar de los fundamentalistas árabes. Y también, alguien debería explicar las relaciones entre UNE y los batasunos.
Finalmente, si nuestra progre Universidad quiere quitarle el doctorado al General Franco que lo haga, pero debería hacerlo legalmente ya que el camino que señalan no lo es; su actuación será ilegal.
Honor al saber, no a la barbarie.
Cada Universidad que se responsabilice de su propia dignidad. La de Salamanca está en entredicho.
Cada universidad es responsable de sus méritos y sus taras, la de Salamanca la tiene y no cabe en la cabeza.
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