jueves, 10 de abril de 2008

LA MAESTRA NICOLASA, EN COLOMBIA, SABE QUE ENSEÑAR ES VIVIR Y DAR VIDA


Félix Población
Acostumbrados a una sociedad de bienestar o medio-estar como la nuestra, en la que se idolatra a la juventud como negocio y se arrumba cada vez más a la ancianidad como desecho, el caso de la maestra Nicolasa en Colombia bien podría fustigarnos la conciencia como ejemplar personificación de todo lo contrario respecto a nuestra tercera edad.
Doña Nicolasa Gómez jugaba de niña a ser maestra. En su mocedad más temprana abrió una escuela en el salón de su casa. Buscaba a los alumnos de rancho en rancho y la mayoría de ellos eran niños y niñas indígenas analfabetos, mayores de diez años. Como además de la ignorancia del alfabeto aquellos escolares soportaban la miseria del hambre, doña Nicolasa instaló un comedor para que la cultura no se sembrara en aquellos estómagos vacíos con el riesgo de que la aventara la inanición.

Eso ocurrió hace muchos años porque doña Nicolasa Gómez tiene ahora noventa y sigue haciendo lo mismo. Después de toda una vida precozmente vocacional, nadie mejor que ella sabe, máxime en el país que habita, que enseñar es vivir y dar vida. De ahí que aunque se jubilara en 1984 no optara por el retiro. Lleva ya quince años impartiendo clases en la Casa del Abuelo de la localidad de Riohacha a los más viejos lugareños, alumnos con edades comprendidas entre los sesenta y los ochenta y tres años que nunca leyeron su nombre o perdieron la precaria memoria de sus primeras letras. Así es como doña Nicolasa vive y da vida en un país que soporta tanta muerte, tanto poso histórico de explotación arraigada y tanta miseria: El 70% de los colombianos vive en la pobreza, 2 de cada 4 en la ciudad y 3 de cada 4 en el campo son pobres.

Más de 70 de cada 100 trabajadores colombianos son incapaces de comprender las instrucciones más simples de su maquinaria de trabajo. De cada 100 niños y niñas, 20 jamás entrarán en la escuela, 40 jamás entrarán en la educación secundaria y 70 no terminarán el bachillerato. El analfabetismo funcional en Colombia ronda el 85 por ciento.

Ayer se cumplieron sesenta años del asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, líder del Partido Liberal. Lo mataron cuando la suya era la candidatura más firme a la Presidencia de Colombia. Algunos testigos del hecho cuentan que Gaitán había salido de su oficina porque estaba por encontrarse con un estudiante de Derecho cubano llamado Fidel Castro, miembro activo de las Juventudes Latinoamericanas socialistas, y que no pudo llegar a su cita.

Aquel atentado dio origen como réplica a la actividad guerrillera en Colombia. La ciudadanía está harta de un tan largo periodo de violencia a dos bandas, repartida entre quienes la ejercen como represores desde el poder y la mantienen desde la insurgencia.

Ese dilatado y cruento reparto de muerte tiene en la lección de vida de doña Nicolasa no sólo su antípoda sino su norte para una convivencia en paz. La dicta la palabra, que es razón, y que la anciana maestra nonagenaria imparte como razón de ser.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Un ejemplo de vida doña Nicolasa y otro ejemplo sus alumnos. Ojalá aprendiéramos a envejecer así: dando y aprendiendo.

Anónimo dijo...

Envejecer rejuveneciendo.

Anónimo dijo...

Cultura es libertad.

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