miércoles, 5 de marzo de 2008

POSIBILIDADES DE IZQUIERDA UNIDA EL 9-M


Félix Población
Se espera que la próxima cita de los españoles a las urnas el domingo que viene sea muy concurrida. El dato que mejor puede indicarlo al día de hoy es el incremento en un 38 por ciento de las solicitudes para votar por correo con relación a 2004. Si entonces se superó por muy poco el 77 por ciento, no sería aventurada una expectativa que cifrase la participación en el 80. Creo en ese sentido que ha sido un factor muy favorable para incentivar el ejercicio del voto la doble sesión de debates televisivos y sus altos índices de audiencia, a pesar de su tedioso desarrollo y el precario nivel dialéctico de los protagonistas.

Es de lamentar una vez más en esa disputa exclusiva y privilegiadamente bipartidista la exclusión y la ausencia de la tercera formación política del país, Izquierda Unida (1.284.081 votos en 2004), cuya inclusión y aportación a los debates, además de prestar a los mismos la vivacidad e interés que no tuvieron, sería la respuesta más equitativa a la pluralidad ideológica real de la ciudadanía.

¿Qué resultados aguardan a IU el próximo 9-M? Las encuestas no son muy halagüeñas al respecto. Algunas prevén la pérdida de un escaño, algo que el señor Llamazares está obligado a no compartir pues sus expectativas se centran en superar los resultados de hace cuatro años (5 escaños) y alcanzar, como mejor y más deseable proyección de futuro, una mayoría de izquierdas. Para eso sería preciso que el PSOE no la lograse por sí mismo e Izquierda Unida incrementase en lo posible los sufragios logrados en 2004.

Entonces, acuciados por la necesidad de evitar la victoria del Partido Popular tras las falacias del 11-M, hasta 300.000 electores de IU decidieron votar al Partido Socialista. Cabe por eso la posibilidad de recuperarlos -ahora que las circunstancias no se corresponden con aquella apremiante singularidad-, así como la de captar como añadido a tener en cuenta parte del voto joven y primerizo.

Hay sobradas razones para que así sea porque esta vez la pugna no está en cuál de los dos grandes partidos va a ganar los comicios. Dado que el domingo es más que probable que el Partido Socialista esté en condiciones de vencer, los electores incondicionales o proclives a IU deben atenerse a emitir el voto más útil para que la coalición incremente su representatividad y el PSOE no obtenga la mayoría absoluta, de cuyos efectos tenemos no muy grata memoria.

En estas fechas previas a la cita en las urnas, Izquierda Unida calcula que un 15 por ciento del electorado tiene entre sus preferencias, ya sea en primer o segundo lugar, el voto a IU. Entre ese sector de la ciudadanía están los 11 millones de trabajadores con muchas horas de tarea cotidiana -no pocos en condiciones de precariedad laboral- y con salarios por debajo de los mil euros. Queda mucho por hacer en pro de una mayor calidad en el empleo y una convergencia social con Europa para dejar esa perspectiva notablemente mejorable en las únicas y exclusivas manos del PSOE. Su consecución, así como la de otros objetivos que hoy enumera en El Plural el ex fiscal Jiménez Villarejo, sería más hacedera con el concurso de Izquierda Unida.
Y además, como a los debates televisivos que no pueden ser, le darían más vida, equidad social y dinamismo a la realidad plural y al proyecto de país al que muchos aspiramos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me parece que los resultados de IU van a ser muy parecidos a los de 2004 porque tampoco ha tenido muchas posibilidades de hacer notar su gestión. Y también porque el ambiente movilizador puede llevar a la inercia de votar PSOE por temor a la derecha que el PP representa.

Anónimo dijo...

Izquierda Unida tiene que luchar además con la desventaja de la ley electoral. En muchas partes de España no sólo es inútil votar a IU sino contraproducente, pues esos votos se van a lista más votada, en dichos casos a la derecha. ¿Es justo?

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