lunes, 21 de enero de 2008

ÁNGEL GONZÁLEZ, LA POESÍA Y LA POLITICA


Félix Población
Permítanme que insista en el recuerdo de mi admirado poeta Ángel González, cuyas cenizas reposan desde el pasado sábado en el cementerio de El Salvador de su querida ciudad de Oviedo. Me cuentan quienes asistieron a la sencilla ceremonia de su inhumación que el acto fue muy emotivo y así lo creo. No podía ser de otra forma después de comprobar el hondo calado afectivo que tuvieron algunos de los obituarios escritos en memoria del autor de Palabra sobre palabra. Los amigos del poeta dejaron muy claro con sus testimonios, con una desnuda y franca vocación sentimental que pocas veces encontramos en el mundo de las letras, no sólo la incuestionable dimensión literaria de González, sino la espontánea y sentida querencia por su amable humanidad, nutriente básica sin duda de la amistad profesada.

El penúltimo de esos testimonios (hoy escribe el último Almudena Grandes en El País) lo publicó ayer el periódico La Nueva España con la firma de Juan Cruz. Sirviéndose como título de unos de los versos más conocidos del poeta, Para que yo me llame Ángel González, el artículo de Cruz, notable por la cálida efusión que da a sus palabras y la tierna semblanza con que traza su relación con Ángel y la personalidad del poeta, vino a coincidir con la información que ese mismo día dio el citado diario referente a la ceremonia en el cementerio ovetense. Allí, Luis García Montero leyó una carta de despedida de Ángel González a su esposa Susana Rivera (Querida Susi, alguna vez tenía que ser...) y supimos del último y bellísimo verso que a modo de epitafio dedica a su compañera: Este amor ya sin mí te amará siempre.

Les confieso, una vez leído el excelente artículo de Juan Cruz y esas palabras últimas del poeta, que con ser La Nueva España un diario siempre sugestivo, el resto de la edición de ayer me pareció papel mojado en la más aburrida banalidad. Es más, tuve la sensación al leer otros artículos, firmados por muy cualificados analistas de la actualidad política, que sus reputados criterios -en otras ocasiones estimables- se quedaban en nimias observaciones, superficiales y estériles, incapaces de equipararse en interés a la dimensión emocional e intelectual que como fidelísimo lector de Ángel González tuvieron para mí el admirable texto de Cruz y ese elocuentísimo epitafio del poeta.

Frente a ese revitalizador y reconfortante nexo que la palabra pronuncia y expande cuando en su articulación se conjugan el amor, la amistad y la expresión literaria o poética, qué vacías, qué insulsas e insubstanciales resultan la charlatanería de los políticos y la tinta derramada en los periódicos en torno a sus disputas, recelos, intereses y ambiciones. Hagan la prueba. Lean primero el artículo de Juan Cruz, pasen después a cualquier poema de Ángel González y a continuación traten de servirse de la versión de un opinólogo acerca de las pugnas entre Aguirre y Gallardón.


Palabra sobre palabra, los poetas hacen de la voz un manantial donde saciar la sed de sentir y expresar los conceptos más hondos de la vida. Palabra sobre palabra, políticos y periodistas suelen expender otro tipo de discursos donde lo que prima es el negocio del poder. Aunque la herramienta sea la misma, no hay comparanza posible.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Poesía necesaria. Desde la escuela, mejor desde la cuna.

Anónimo dijo...

Hay poca gente que sepa apreciar la poesía y me parece que también hay cada vez menos gente que sepa apreciar la amistad y el amor. La sociedad que tenemos no cultiva loos sentimientos, sólo los consume.

Anónimo dijo...

¿Por qué, pues, prestamos tanta atención a la política?

Anónimo dijo...

Será porque de momento sigue siendo motivo de elección que nos gobiernen unos en lugar de otros.

Anónimo dijo...

No nos podemos librar de la política porque nuestra vida social depende de la política. Eso mejor que nadie lo comprenden quienes viven la cultura como un compromiso con el bienestar social e intelectual de la comunidad. Otra cosas es que en la política haya gente que hace negocio y no res pública.

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