jueves, 3 de enero de 2008

INVISIBLES


Félix Población

Ayer, el mismo día en que las dos cooperantes de Médicos sin Fronteras Mercedes García y Pilar Bauzá
fueron liberadas en Somalia después de una semana de secuestro, tuve ocasión de visionar los cinco extraordinarios y estremecedores documentales que bajo el título Invisibles produjo el magnífico actor español Javier Bardem en colaboración con la citada ONG.

Mariano Barroso, Isabel Coixet, Javier Corcuera, Fernando León de Aranoa y Wim Wenders han atinado magistralmente para ofrecernos a través de su sensibilidad y excelencia en el oficio cinematográfico una visión objetiva, transparente y conmovedora de dos enfermedades mudas y tres conflictos armados sin apenas repercusión mediática, razón por la que sus cientos de miles de víctimas han recibido el certero calificativo que da nombre a la película: Invisibles son aquellos a los que no queremos ver, pero que acaban apareciendo detrás de nuestros miedos y aprensiones, entre otras cosas porque nunca dejaron de existir.

Gracias al trabajo de los mencionados cineastas, la enfermedad de Chagas, la enfermedad del sueño, la violencia sexual contra las mujeres en el Congo, las penalidades de los campesinos desplazados de Colombia y los niños soldado de Uganda llegan al espectador como conflictos más próximos y plenos de cruenta realidad, capaces de conmovernos en lo más solidario de nuestras conciencias.

Muy duro de interiores ha de ser quien se resista a contemplar y escuchar las imágenes y las voces de estos documentales sin que se le humedezcan los ojos o un desasosiego de indignación o congoja le sobrevenga ante determinadas secuencias. De todas cuantas pueden comunicarnos esos sentimientos, me quedo con las palabras llorosas de un abatido niño soldado, huérfano a causa de la larga guerra que vive Uganda (150.000 muertos y más de dos millones de desplazados): Quisera ser político para evitar que muera nuestra tierra.

Si en el fondo racional de una tan corta y sufrida biografía como la de ese adolescente ugandés, la política es un concepto tan alto de significado como el que denota su aspiración, júzguese la trascendencia de una labor como la de Médicos sin Fronteras en cualquiera de los muchos países donde prestan su extraordinaria misión.


Leo en el último boletín de esta entidad, a la que tengo el honor de pertenecer, que en Jowhar, a unos 90 kilómetros de Mogadiscio, la maternidad de MSF acoge a las mujeres embarazadas que llegan huyendo de la violencia en la capital, cuya cifra ronda las 25.000 personas cada mes. La médico española Mercedes García y la enfermera argentina Pilar Bauzá estaban en Somalia para dar vida a la vida y a quienes padecen el pertinaz acoso de la miseria, la enfermedad y la violencia. Estoy convencido de que para ellas su secuestro sólo será un accidente menor que no acabará con su vocación humanitaria. Las dos saben mejor que nadie que savia como la del adolescente ugandés corre por el corazón de África y hay que rescatarla.

Estoy convencido de que Invisibles la hará manar también por el corazón de muchas conciencias acomodadas en nuestra sociedad de bienestar.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Me gustaría compartir su fe en el género humano, don Félix.

Anónimo dijo...

Yo también pude comprobar lo que dices gracias al obsequio de El País el lunes pasado. Impresionante.

Anónimo dijo...

El cine se ilumina de sentido y proyección social con documentales como esos. Conviene revisarlos de vez en cuando para que no se apaguen los efectos en quienes los ven.

Lazarillo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Lazarillo dijo...

Es en efecto otra luz la que da este tipo de cine.

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