Félix Población
Gracias a un excelente informe sobre las verdades y mentiras de la actual ley electoral, que sirve de portada a la edición del hoy del diario Público, nos enteramos de que los partidos más beneficiados son los mayoritarios. No lo son tanto como dice la derecha los nacionalistas y sí resulta muy perjudicada Izquierda Unida, formación a la que cada escaño le cuesta más de 250.000 votos en lugar de los 70.000 que les basta al PSOE y al Partido Popular.
Pero lo que me ha parecido más interesante del informe, por lo que me toca, es el seguimiento y destino del voto en blanco que en más de una ocasión ejercí, una veces como fruto del desencanto y otras como medio de expresar mi disconformidad con la vigente ley electoral, sabedor de que con tal alternativa mi participación democrática en las urnas no contribuye al reparto de escaños. El voto en blanco sólo se computa a efectos de establecer la barrera del 3 por ciento a partir de la cual las agrupaciones políticas pueden tener representación en el Congreso.
Gracias también a la información publicada en el citado diario me entero de que en los últimos nueve años, desde las elecciones de 1996, el voto en blanco ha pasado de un 0,97 por ciento a un 1,58, lo cual representa poco más doscientos mil votantes en aquel año y algo más de cuatrocientos mil en la convocatoria de 2004.
Este incremento tendría constancia en el Congreso de los Diputados si Ciudadanos en Blanco (CenB), formación que se define como no-partido y que está registrada como partido en el Ministerio del Interior, fuese tenida en cuenta para una reforma de la ley electoral en la que los votos en blanco que la representan se plasmasen en el hemiciclo con el número de escaños vacíos correpondientes. CenB desaparecería como entidad en el momento en que una nueva ley electoral acordase la validez de esa representación.
Se le podrá objetar a ese vacío una inutilidad objetiva en el desarrollo legislativo del Congreso, pero no como termómetro del hartazgo ciudadano ante legislaturas tan poco edificantes como la que acaba de concluir. Estoy por asegurar que en las próximas elecciones también se va a notar esto en la subida del voto en blanco, aunque más debería contribuir esa elección a castigar desde la derecha civilizada la actitud amotinada del PP que desde la izquierda insatisfecha las promesas incumplidas del Partido Socialista.
La ley electoral debería ser proporcional para ser justa con el votante de izquierda que pretende castigar al PSOE por sus débitos, pero que por evitar un gobierno del PP recurre en última instancia al voto útil al Partido Socialista, cuya representación cuesta casi cuatro veces menos que la que obtendría votando a Izquierda Unida.
4 comentarios:
El voto más barato, como los precios en el comercio, suele ser un voto de saldo.
VOTA IU
Por eso son mayoritarios los partidos mayoritarios porque la ley preserva su mayoría y la favorece de contino.
VOTA IU
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