Zapatero, Alexandre y la cultura en el corazón

Félix Población

Sus compañeros de profesión despidieron a don Fernando Fernán-Gómez en el Teatro Español entre versos, palabras y tangos. Ya sabemos que la farándula es con frecuencia muy teatrera a la luz de la vida y que en demasiadas ocasiones abusa de su oficio para subrayar el sentimiento de una ausencia. Pero creo que pocas veces se habrá podido vivir una congoja entre los cómicos tan al pie de la emoción. Bastaría observar las lágrimas irreprimibles del joven actor Juan Diego Botto al saludar a la viuda del fallecido. Hoy él mismo reafirma su condolido sentir en un elocuente y breve artículo que aparece en Público. Pero si hay alguien al que sin duda aflige un dolor muy largo y muy hondo ante la ausencia del maestro, en proporción con una alianza de amistad y vocación hacia el teatro que se ha prolongado durante toda una vida profesional (setenta años), ése es don Manuel Alexandre. Algún asesor se lo habrá comunicado al señor Presidente del Gobierno y ese detalle informativo no le habrá faltado al perspicaz fotógrafo que ha plasmado la imagen. Me gustaría creer que el gesto de ZP, tomando de la mano al anciano actor y prestando solícita atención a su contristado ánimo, obedeció a la misma espontaneidad con la que Diego Botto se deshizo en llanto. Sólo cuando quienes dirigen la política se comporten así, ante el mutis definitivo de nuestros maestros de la cultura, seremos el país al que aspiro pertenecer.