Lazarillo
Como era de esperar desde que su fue del Ministerio de Defensa, el retorno de don José Bono a la política estaba más que cantado. En las pasadas elecciones municipales, celebradas este mismo año, el señor Bono le hizo un feo de órdago a su partido cuando se le propuso de modo rumoroso como alcaldable por Madrid. Recuérdese que tras amagar con aquello de a nadie le amarga un dulce, don José dejó al PSOE colgado, con un candidato de segunda a expensas de una derrota anunciada, ante el fundado riesgo de no poder con su adversario y sin embargo amigo el señor Ruiz-Gallardón.
Esta semana pasada, llevado de un celo electoralista ciertamente desaforado, el Partido Socialista se propuso dar sonados golpes de efecto en la elaboración de sus listas a los próximos comicios. Tres de los miembros mejor valorados del Gobierno jugarán fuerte en las circunscripciones de Valencia, Cádiz y Madrid. A los nombres de doña Teresa Fernández de la Vega, Pérez Rubalcaba y don Pedro Solbes se le añade ahora el de don José, cabeza de lista por Toledo y firme candidato a presidir el Congreso de los Diputados si los resultados electorales así lo permiten.
Es incuestionable que la elección de cada uno de los mencionados es acertada y responde a unos criterios estratégicos muy certeros. El tirón del señor Bono en Castilla-La Mancha permitió al Partido Socialista la gobernación permanente de esa Comunidad, donde don José cuenta con más simpatías que las propiamente ideológicas. Es muy factible por eso que su candidatura por la capital arrastre más votos que los socialistas y se haga sentir en las expectativas de triunfo del Partido Popular. Estoy convencido, además, de que el provisional retiro de estos meses pasados habrá dado al señor Bono renovadas fuerzas para enriquecer si cabe ese campechano populismo que le caracteriza y tanto embelesa a sus paisanos.
Hay quienes opinan que la ambición personal inherente al político manchego, una vez reencauzada en la vida política, podría tener como objetivo último una teórica sustitución en el liderazgo del PSOE si todo saliera mal el venidero 9-M. Me parece una previsión un tanto desbocada de pronóstico, más que nada porque la expectativa de una derrota socialista es harto improbable.
Lo que sí considero de muy mal gusto es que el caballeroso don Manuel Marín, actual presidente del Congreso, haya tenido que anunciar antes su retirada de la política porque ZP tenía previsto por la vía de urgencia el anuncio de la candidatura del señor Bono y su opción al cargo de don Manuel.
Ayer escuché al señor Marín decir a los periodistas que ya no era de este mundo (el de la política). Con esa frase no sólo se excusaba de dar su opinión sobre el retorno de don José. Es posible que también definiera su distanciamiento y hasta su despecho.
1 comentario:
La necesidad de asegurar un triunfo que todavía no ve claro está obligando al PSOE a comportamientos tan poco éticos como el que ha tenido ahora con Marín. Bono además no le va a dar mucho más votos de los que se creen.
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