martes, 6 de noviembre de 2007

El PP restringirá el papel de Aznar en la campaña electoral

Lazarillo

Ayer presentó su tercer libro el hombrecillo insufrible, como llama a don José María un leído columnista del diario Público. No será el último, nos advirtió su autor, que aspira quizá a unas obras completas en tantos tomos como le permita su creciente ego intelectual. Esta vez, sin embargo, el señor Aznar no acompañó sus Cartas a un joven español (llamado Santiago, ya ven, no Jordi o Iñaki) con declaraciones sonadas (en su doble sentido).

A pesar de la reciente sentencia por el 11-M, don José María pasó página con discreción y no remedó al facundo Zaplana, que también tendrá que hacer lo propio por expresa decisión del partido. Consta en el aznarato genovés que la consigna es olvidar la fiebre conspirativa que lcon relación a esa fatídica fecha lo maleó durante casi toda una legislatura. El primero en hacer explícito ese silencio fue el mendaz Acebes, que ayer tuvo una fatua referencia a los españoles de Ceuta y Melilla, tratando de hacerlos equivalentes a los españoles de Teruel, pongamos por caso de necia redundancia.

Uno y otro, el mendaz Acebes y el facundo Zaplana, no faltaron a la presentación del libro de su jefe. También estaba el primado Cañizares (¿se imaginan a un obispo cualquiera, sin ser primado de España por supuesto, en un evento del Partido Socialista?). No faltaron, desde luego, doña Esperanza Aguirre y don Mariano Rajoy, que estrechó la mano de su tutor como consta en imagen, digamos que con un poco de rechine gestual.

En algún sector del Partido Popular se guarda una cierta prevención ante el papel que deberá asumir el ex presidente en la próxima campaña electoral. Los hay -en el ala más moderada, claro está- que consideran imprescindible que al señor Aznar sólo se le haga comparecer en aquellos lugares donde la claque le es más devota. Podría ser contraproducente, si se guarda aún alguna expectativa por recuperar el voto centrista, que don José Maria abusara por extenso de la calentura desbarrada de su verbo tal como nos tiene acostumbrados.

Que ayer no lo hiciera no implica que la afección que padece -una mezcla de resentimiento, egolatría y frustración por su mal acabamiento al frente del Gobierno de España- no se pueda manifestar más de lo debido entre la gritería entusiasta de sus fieles. Nada mejor que un Aznar así, tan en su salsa, para respaldar la campaña del Partido Socialista en pro del voto del centro, decisivo para ganar unas elecciones.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Cuanto odio en su mirada! ¡Cuanta prepotencia en sus gestos! ¡Cuanto dolor en su conciencia! ¡Cuanta maldad en sus acciones! ¿Que le dirás a tu Dios, cuando te pregunte por la muete, el dolor y el odio sembrado?

Anónimo dijo...

La presencia de Aznar se me hace cada vez más insufrible, como dice Saco.

Anónimo dijo...

No hay que preocuparse, Lazarillo, que como Zapatero no escribirá libro alguno no hay peligro de que se criticado en este sentido ni riesgo de perder votos por tal motivo. No hay cosa mejor que no hacer nada para no ser criticado, ya se escriba bien o mal;pero quien escribe es porque tiene algo que decir. Y ante lo que se dice en un libro solo caben dos posturas si se lee - si no se lee, entonces no cabe ninguna -: O se acepta lo que dice porque sus argumentos convencen o se rechaza porque sus argumentos no convencen.
La aparición de un libro siempre es una buena noticia. Comprendo que a la izquierda moleste mucho que su autor sea Aznar, pues no se anda con contemplaciones cuando tiene que condenar algo y no tiene complejo alguno cuando se llama a sí mismo conservador, pero lo importante es lo que se dice en ese libro. Esperaré, pues, al juicio que hagan sus lectores, que sin duda los tendrá y si los amigos del autor deciden celebrar su publicación no voy a arremeter contra ellos, por muy de derechas que sean. Como, desde luego, yo no voy a leer ese libro, porque no leo nada de cuando escriben los políticos del "Estado" actual, solo puedo decir de él lo que he dicho. Y, desde luego, Dios juzgará a su autor, pero solo Dios ¿eh?, que por lo visto algunos ya están pensando hasta en arrebatarle esa prerrogativa.

Anónimo dijo...

Dios nos ampare de diosecillos como Aznar.

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