sábado, 20 de octubre de 2007

Un artículo de Andrés Gastey: Hartos de las naciones

Lazarillo

Si quienes siguen con paciente regularidad este modesto DdA no han tenido a bien leer el diario Público del día de la fecha, les recomendaría lo hicieran, dicho sea a riesgo de parecer propagandista del joven y cada vez más interesante rotativo. Encontrarán sobre todo un artículo de don Andrés Gastey, escritor al que no he tenido el gusto todavía de leer como novelista pero que de momento me parece un brillante analista de la actualidad por la calidad, claridad y perspicacia de sus observaciones. Es lo que a veces ocurre con el nacimiento de nuevos periódicos, cuando sus gestores, en lugar de recurrir a firmas de relumbrón que venden por su nombradía, prefieren otras de mérito no tan afamado pero con igual o superior cualificación crítica en sus puntos de vista, a la que suelen añadir además el acicate de la satisfacción expresiva en un reciente y ambicioso medio de información. Escribe Gastey acerca del hartazgo que vivimos en España a cuenta de los diversos orgullos nacionales, tanto en lo que respecta a las otrora llamadas nacionalidades históricas o periféricas como al orgullo de españolía declamado por el señor Rajoy en su sonado vídeo institucional del pasado día 12. Es recomendable, por supuesto, leer en su integridad el artículo de don Andrés -sobre todo cuando dice que no se puede organizar la convivencia dentro de la comunidad política sobre la bases de los sentimientos de identidad o pertenencia, afectos a la esfera individual-, para un mejor entendimiento de las conclusiones que establece al término del mismo, que son las que siguen y comparto: Muchos españoles estamos hartos de las naciones. Desde que vivimos en un país democrático más o menos homologable con los del entorno, nos encontramos razonablemente a gusto en nuestra realidad política. Nos cuesta experimentar emociones con las banderas. Haber nacido en España es para nosotros una circunstancia relevante, pero no un motivo de orgullo. Naturalmente, sentimos afecto por la gente de nuestro entorno y más o menos afinidad respecto a nuestros conciudadanos. Deseamos que las cosas vayan bien para todos. Nos alegramos con los triunfos propios y ajenos, somos solidarios en la dificultad y en la derrota. Queremos que la gente tenga libertad para vivir como quiera y expresarse como le dé la gana. Aspiramos, en definitiva, a menos nación (menos naciones), y más paz, libertad, justicia y prosperidad. Es por ello preocupante que las naciones contraataquen. Incluso algún eminente filósofo que escribió "contra las patrias" se apunta ahora a la moda de arremeter con banderas y estandartes. Que no cuenten conmigo.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Como también se dice en el artículo, los nacionalismos periféricos reprimidos por Franco lograron con la democracia una aureola que sobrepasó su capacidad efectiva de conovocatoria y de ahí que se magnifiquen esas patrias, consecuencia a su vez de que ahora se haga lo mismo con la española a cargo de PP. Los nacionalismos se alimentan entre sí hasta poder degenerar en fanatismos.

Anónimo dijo...

Al fanatismo nacionalfranquista de cuarenta años le ha seguido otro del que Ibarreche, Arzalluz y Carod Rovira pretende sacar provecho.

Anónimo dijo...

Visca Catalunya Lliure.

Anónimo dijo...

Recurrir al "nacionalismo español" para justificar el periférico carece de sentido, ya que España es efectivamente una nación y los otros nacionalismos han nacido como reacción a una férrea dictadura, que confundió la unidad con la homogeneidad. Ser español es, ciertamente, una "circunstancia relevante" pero que imprime carácter. Pertenecer a una cierta familia también es una "circunstancia relevante" y también imprime carácter. ¿No habíamos quedado en que Franco está muerto y bien muerto? ¿A qué vienen entonces esos confusionismos entre lo que el dictador consideraba España y lo que verdaderamente es? A ver si va a resultar que la educación franquista también ha "imprimido carácter". Particularmente, a mí me parece que sí, pues cuanto se hace o dice se compara con cuanto hubiera dicho o hecho Franco.

Anónimo dijo...

El españolismo de Rajoy se acabaría en el mismo momento en que tenga que gobernar el PP y no pueda hacerlo en mayoría, como casi siempre sucede en Españ.

Anónimo dijo...

Rajop volverá perder las elecciones por culpa de un vídeo. ¿Se acuerdan de aquel otro antes del 14-M?

Anónimo dijo...

¿No les digo? Es evidente que el PP es el culpable del nacionalismo. ¡Claro que no va a ganar las elecciones¡ Por favor, no lo repitan tanto. Y verán: precisamente el "españolismo" de Rajoy es lo que más molesta al Gran Zapatero y lo copiará. Esperen y ya verán como habla de la bandera de España también.

Anónimo dijo...

Queremos a Rajoy rey por la gracia de Aznar.

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