domingo, 23 de septiembre de 2007

Sobre el periodismo precario de sueldos precarios

Lazarillo

Temo abusar de la paciencia de quienes sigan este modesto DdA porque una vez más voy a reincidir en la venturosa e inmediata salida de un nuevo diario de ámbito nacional. En este caso, sin embargo, sólo me va a servir de motivo circunstancial para contrastar ese evento, lleno de expectativas halagüeñas un tanto tópicas y generalmente encomiásticas en torno al saludable incremento de la pluralidad informativa, con lo que casi nunca se refleja en los grandes periódicos, no sé si en el que viene. Que yo recuerde, este asunto es de los menos tratados en esos medios, donde pocas veces encontrará el lector informaciones que se refieran a la precariedad laboral de los jóvenes periodistas y a los rigores y servidumbres salariales con que son remunerados sus servicios por poderosas y solventes empresas de la comunicación. Siendo esas condiciones auténticamente bochornosas, tampoco tengo referencia de que alguna de las significadas firmas de relumbrón que prestigian el columnario de los rotativos de mayor tirada se haya dignado mirar hacia abajo para prestar unas líneas de ponderada glosa a sus colegas novicios, acaso como prevención y en defensa de los copiosos haberes que les procura la misma patronal que deprecia el trabajo y la dignidad de los profesionales en agraz. A sueldos precarios, periodismo precario, éste es el corolario que se deduce de tal estrategia cicatera, común en la mayoría de los medios, y con evidente repercusión cualitativa en el producto periodístico, crecientemente desmañado en la elaboración y redacción del material informativo, ya sea impreso, electrónico, radiofónico o audiovisual. Sobre las penalidades que comporta hoy en día integrarse en el oficio como modo de vivir que no da de vivir -que diría Larra-, y de las que no encontrarán ustedes rastro en los grandes periódicos, les aconsejo la lectura de este documentado artículo de la periodista doña Mariana Vilnitzky Mariana, publicado en la edición impresa de la revista Pueblos, del que extraigo lo que sigue:

Hubo un tiempo en que los sindicatos del sector tenían una fuerza notoria a la hora de evaluar las contrataciones. Los periodistas conseguían salarios más o menos justos, vacaciones, dos días semanales de descanso, días libres extra por trabajar en festivos, 16 ó 17 pagas… etc. Hoy, con cientos de profesionales que se gradúan anualmente de la segunda carrera más demandada de España, la situación ha cambiado. Actualmente, para evitar los convenios laborales, las empresas periodísticas crean empresas subsidiarias o simplemente terciarizan el trabajo sin ningún tipo de responsabilidad. Los tres grandes periódicos de Madrid: El País, El Mundo y el ABC, tienen estructuras empresariales similares: son parte de grandes grupos multimedia. En el diario El Mundo, los nuevos suplementos se hacen en el marco de la empresa grande, cuyo convenio reduce los derechos laborales: Unidad Editorial (recientemente adquirida por el grupo RCS Mediagroup). A los nuevos periodistas que escriben allí básicamente se les achina la mirada. “El lugar de los chinos”, es como se conoce al sector entre los periodistas de la casa, por las pésimas condiciones laborales.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Llamemos a las cosas por su nombre. A los jóvenes también se les depara en el periodismo contratos basura, continuación de las Facultads basura en que ha estudiado, prolongada muchas veces en el periodismo basura que se está dando.

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